Capítulo 15

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La señal de que el plan había funcionado fue el dolor en su cicatriz. A pesar de todos los hechizos de protección en el dormitorio, el dolor lo hizo levantarse. Se sentía como si alguien estuviese gritando con desesperación. Mientras el resto de sus compañeros dormían, dos pares de ojos se despertaron inmediatamente al momento en que Harry se enderezó. Ellos tomaron sus cosas y bajaron a la Sala Común, donde comenzaron a vestirse. Porque, según Draco, no podían luchar contra nadie en pijamas, eso sería vergonzoso. También fue Draco quien hechizó una grulla de papel y la envió en búsqueda de Millicent.

Harry no pudo evitar pensar que existía un nivel de delicadeza en ese encantamiento fuera de ese mundo.

En pocos minutos, Millicent estaba con ellos, Harry encendió una vela y gracias la Mano de Gloria, solo él podía ver lo que iluminaba. También cubrió a sus amigos con su capa invisible y dirigió el camino hacia el corredor prohibido. En el camino no se encontraron con mayor obstáculo, aunque el resto debía confiar en que Harry supiera guiarlos por los corredores oscuros.

No fueron por Dumbledore.

No parecía la mejor opción después de su última conversación.

— ¿Están seguros de que quieren hacer esto? —Harry se detuvo frente a la puerta que llevaba a Fluffy— No tienen idea de qué nos depara.

— Ni tú. —Millicent giró los ojos— Tú tienes tu complejo de héroe. Nosotros somos los más interesados en no seguir los hobbies de nuestros padres.

— Si, quité «Ser mortífago» de mis posibilidades de profesiones hace años. —Theodore sacó su varita— ¡Alohomora!

La puerta se abrió y música llegó a ellos. Una suave melodía tocada por un arpa.

— Oh... —Harry sintió sus hombros caer.

— No luzcas tan decepcionado. —Draco gruñó, saliendo de abajo de la capa.

— Pero el perrito esta dormido. No es justo. —Harry apagó la vela y guardó sus cosas sintiéndose frustrado.

— Bueno, el resto de nosotros si queremos vivir. —Millicent dijo demasiado alegre.

— No mientras, estás feliz porque no debes cantar. —Theodore también sonaba decepcionado.

— Ustedes dos... —Draco miró que la trampilla estaba levantada — En lugar de quejarse—

Una de las cabezas de Fluffy se movió y al parecer estaba soñando con correr, porque comenzó a mover sus patas con entusiasmo. Y como resultado, tumbó el arpa y esta hizo un estruendoso ruido.

— ¿Estás contento ahora, Addams? —Draco maldijo mientras caminaba lentamente hacia atrás.

El gran perro se levantó y las tres cabezas comenzaron a gruñir en su dirección. Lo cual era justo. Ellos lo habían levantado. Harry y Theodore sacaron sus varitas y a su lado cierta niña elevó sus puños.

— ¡Millicent!

La chica tuvo que bajar sus puños y maldijo entre dientes.

— ¡Canta! —Draco ordenó.

Ella levantó su dedo del medio, pero cuando el perro avanzó hacia a ellos, Millicent comenzó a cantar.

Algo nada elegante ni armonioso como el sonido de un arma. Todo lo contrario, era una melodía muy animada. Una canción que Harry esperaría oír en una taberna que aceptase piratas.

Well me father often told me when I was just a lad. A sailor's life is very hard, the food is always bad. —Millicent los miró con alarma, siendo consciente de que ese no era el plan, pero a veces alguien debía improvisar el soundtrack a la victoria.

De cualquier manera, que placerWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu