Capítulo 9

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— Por favor.

— ¡No! —Draco levantó su mirada de su pergamino— ¡Lárgate!

— Yo sé que ya terminaste tu tarea. —Harry se dejó caer junto a Draco e intento rodear los hombros del chico con su brazo.

— ¡Quítate! —Draco puso distancia entre ellos.

— Pero mi estimado amigo.

— ¡No somos amigos!

— Mi estimado rival. —Harry se corrigió sin cambiar de actitud— Practica conmigo.

— No. Pídele a Theodore. —Draco dijo mordaz.

— Él no es tan bueno. —Harry buscó los ojos del chico— Tómalo como un ejercicio mental entre rivales.

— Puedes pedirle a cualquiera...

— ¿Sabes qué? Tienes razón, iré a pedirle a Ron Weasley... —Harry meditó— Lo he visto jugar y es increíble...

— Soy mejor que él. —Draco se levantó y fue a su habitación— Espera aquí, héroe.

Harry le lanzó una sonrisa a Theodore quien asintió imperceptiblemente por sobre su libro, admitiendo de esa forma que había estado analizando la interacción desde el inicio. Draco volvió con su ajedrez mágico. De esa forma, ellos comenzaron a tener regulares partidas. Lo cual se volvió enriquecedor para ambos. Harry había crecido jugando partidas de ajedrez con su padre. Un ajedrez no mágico. Pero las reglas seguían siendo las mismas. Draco tenía un hermoso ajedrez de mármol que no se deslizaba por las casillas, sino que marchaba, como un ejército. Harry sospechaba que todo lo que Draco poseía era hermoso y delicado, artístico a un grado que no señalaba opulencia, sino elegancia.

Harry había notado que el ajedrez había estado empolvándose en el baúl de Draco todo ese tiempo. Como tantos otros regalos que su familia le enviaba. Al inicio, Harry había pensado que era una señal de cuánto extrañaban a su hijo. Pero Theodore le había señalado que era para que todos vieran el poder de la familia Malfoy. Lo adinerados que eran. A Draco no le gustaba ni la mitad de las cosas que le enviaban y terminaba botándolas o guardándolas.

Harry, por otro lado, era tan apegado a su familia, que reusaba todo. Millicent había tenido que distraerlo para que Theo pudiese botar los papeles y listones de los regalos de su familia y que ya estaba acumulándose como basura. Millicent decía que no era sano acumular cosas. Harry les había intentado explicar que un Addams hacía exactamente eso, guardaba toda posesión antigua, incluyendo a los antepasados. Pero Theodore le dijo que no era higiénico y que, si aparecía cucarachas, sería culpa de Harry.

Por eso le golpeaba tan profundamente ver que todo era un espectáculo para las familias de sangre pura. Incluyendo regalos.

Más que nunca Harry había decidido que Draco y él serían algo. Amigos, rivales o lo que fuese. Pero Harry no iba a fallarle a Draco.

...en momentos así es que Harry entendía por qué Draco lo llamaba 'héroe'.

Como siempre, nada había funcionado de forma natural. Harry había intentado tomar el juego de forma relajada y Draco lo había acusado de no tomárselo en serio. Lo que llevó a que Harry jugara con todos sus conocimientos valiosos y Draco perdiera catastróficamente. Eso ocasionó que Draco arrastrara a Harry a partidas de ajedrez en cualquier momento que tuvieran un segundo libre. Y Draco se volvió un desafío que requería que Harry usara su estrategia constantemente. Eventualmente Millicent y Theodore se unieron a ellos y Harry sabía que Draco estaba contento con haber recuperado su tiempo con el heredero de la Familia Nott.

— Hoy los profesores tienen una reunión. —Harry anunció en el desayuno.

— Buenos días para ti también. —Millicent enmarcó una ceja— ¿Eso significa...?

De cualquier manera, que placerWhere stories live. Discover now