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Aunque probablemente Jisung haya tenido sus razones para no decirle que no tenía papás, Chenle necesitaba saber porqué razón le había mentido.

Los amigos no se mienten, ¿no? Entonces, tal vez Jisung no quería ser su amigo y sólo no sabía cómo decírselo, tendría sentido. Pero necesitaba escucharlo de él, así que, con las esperanzas puestas en un delgado hilo colgante, le escribió un mensaje preguntándole por qué le había mentido.

Así, sin contexto, sólo un breve y durecto “¿Por qué mentiste?” que Chenle deseaba que Jisung entendiera sin tener que decirle que le preguntó a la señorita Choi y ella le dijo todo.

Chenle no había querido decirles nada a sus amigos, conociéndolos, Renjun habría inventado los escenarios más catastróficos, dignos de una obra de Shakespare; Seojeong habría tratado de animarlo diciéndole que le preguntara las razones (consejo que ya había seguido, aún sin recibirlo) y Sungchan apoyaría secretamente a Seojeong mientras asentía a lo que decía Renjun y agregaba cosas todavía peores al monólogo del mayor.

Jisung había faltado a clases ya tres días en total y uno al voluntariado, así que Chenle estaba comiéndose todas las uñas que tenía en el cuerpo de la preocupación.

Sabía que Jisung estaba cuidado de su abuelo, pero algo se le retorcía en el estómago cada vez que pensaba en él y eso era un mal presentimiento, uno que no lo dejaba dormir y lo mantenía todo el tiempo distraído.

Estaba barriendo cerca del lugar donde el pastor daba su plática habitual, la cual estaba por comenzar al parecer, porque había una biblia abierta sobre un mueble de madera barnizada que tenía forma de libro; Chenle barrió las patas del mueble y este se tambaleó, haciendo que el sagrado testamento se resbalara y casi fuera a parar al suelo, de no ser porque alcanzó a atraparlo con la mano izquierda, rasguñádole la pasta al atraparlo con tres dedos.

La esposa del pastor había dicho, desde el día uno, que esa biblia no debía tocar el suelo por nada del mundo, si hubiera ocurrido, Chenle habría tenido que confesar su error y habrían tenido que volver a bendecir el libro.

Y habría recibido más de los regaños de aquella mujer, mientras el pastor al lado asentía y decía “Sí, como ella dijo”.

Su mano se había torcido al atraparlo por lo que la acomodó, sostuvo el libro con las dos para evitar que resbalara de nuevo y lo dejó sobre el mueble otra vez, ahora con las páginas cambiadas, rezando porque el pastor ignorara que ahora estaba en la primera epístola de Juan.

Continuó barriendo, fingiendo que no había pasado nada, a pesar de que todos sus amigos —y Hyojung, habían escuchado todo lo que había pasado, debido al eco de la iglesia, pero nadie dijo nada porque, al igual que él, no querían problemas con la esposa del pastor. De repente, sus ojos captaron el número cuatro, y Chenle recordó aquella plática con Jisung, donde él le dijo cuál era su cita favorita de la biblia.

No sabía cómo usar la biblia, a pesar de que su madre tenía una en casa, la mantenía guardada en una caja en el sótano y no le había permitido ni siquiera saber de su existencia, Chenle sólo sabía que estaba ahí porque un día la vio cuando fue a buscar su pelota a las cajas de juguetes.

Quería saber qué decía la cita que le gustaba a Jisung, de verdad quería; miró a Hyojung, que limpiaba el polvo de los otros artefactos detrás de donde el pastor daba catedra, y decidió preguntarle, ella seguro sabía, era de la misma religión que Jisung.

—Hyojung... —Susurró, recargando la escoba contra el mueble de madera, ella hizo “uhm” con la garganta. —¿... Cómo se usa la biblia?

Ella detuvo sus movimientos y volteó a mirarlo, casi parecía que estaba mirando a un fantasma, Chenle quiso reírse de su cara, pero prefirió esperar a que le dijera algo, cualquier cosa.

Preach ↠Jichen/Chensung↞Where stories live. Discover now