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Era bueno mintiendo, sin embargo, era incapaz de mentirse a sí mismo.

Lo había intentado, claro que sí, pero había fallado estrepitosamente todas las veces y, aquella, no había sido la excepción en absoluto.

Estaba frente a la puerta del departamento dónde vivía Jisung, no había visto bien dónde era, pero al lado derecho de la puerta, junto al timbre, estaba una plaquita de metal que decía “Park” y Chenle se había tomado la molestia de verificar todas las demás puertas de ese piso, por lo que sabía que eran los únicos Park.

No había planeado con anticipación lo que iba a decir, porque ni siquiera planeó ir, simplemente se despertó aquel día y sus piernas decidieron por él cuando salió a caminar.

Dio un paso hacia atrás, sus piernas al fin parecían hacerle caso, gracias a los nervios que le burbujeaban en el estómago. Sin embargo, su mano no había aprendido a tenerle miedo a nada, y tocó el timbre.

El sonido resonó por todo el piso de una forma escalofriante, Chenle jamás había visto un edificio que no tuviera portero y los timbres estuvieran junto a la puerta, por lo que se sentía como si estuviera dentro de una escena de una película de terror estadounidense.

¿En qué momento iba a salir Jason Voorhees a abrirle la puerta?

Bueno, no fue Jason, pero sí fue un hombre mayor, de alrededor de setenta u ochenta años, que tenía la misma expresión que hacía Jisung cuando estaba pensando en algo muy concentrado.

Tenía las mismas facciones que Jisung, con la mandíbula cincelada y los ojos chiquitos, era como tener una versión mucho más vieja de él justo enfrente. También era alto, aunque de la misma estatura que Chenle, por lo que supuso que Jisung, de pie junto a su abuelo, se vería enorme.

Se distrajo unos segundos, pero cuando regresó hizo una reverencia perfecta, la mantuvo un momento y luego regresó a su posición original.

—Buenas tardes —saludó, tratando de ser lo más respetuoso y educado posible—. Soy amigo de Jisung.

El hombre frunció visiblemente el ceño cuando escuchó la palabra “amigo”, Chenle pasó saliva.

Sabía que Jisung no tenía muchos amigos, así que tal vez no era su mejor excusa, pero era la verdad y no se le ocurría qué otra cosa podría decirle.

—¿Amigo de dónde? —La voz del señor lo hizo estremecer, hasta que casi se hizo chiquito en su lugar.

Su voz era grave, igual o más que la de Jisung.

Nervioso como estaba, su cerebro trató de buscar algo con lo que distraerse, para poder responder la pregunta. En nanosegundos se dio cuenta de algo que debió notar desde el principio: el señor estaba de pie y lucía muy bien.

Quizá el que estuviera enfermo no tuviera que ver con que estuviera de pie frente a él, pero tampoco estaba tosiendo, no parecía tener problemas para estar de pie, no se veía enfermo a simple vista, ¿sería algo más? ¿Una enfermedad crónica, tal vez?

Recordó que el señor esperaba respuesta, así que se obligó a hablar y a divagar después.

—Ah, de la escuela. —Se llevó una mano al cuello, rascándose la nuca, el señor encarnó una ceja—. Él está en... En mi clase y estaba hablándome de la biblia.

El hombre entornó los ojos, cruzándose de brazos, probablemente sin creerse lo que estaba diciéndole aunque, de nuevo, era la verdad.

Aunque recientemente no hubieran hablado mucho de ello, ya que su abuelo era religioso y quizás no le gustara saber que Jisung tenía amigos casi ateos, decidió mencionar ese detalle, tratando de apelar a su lado creyente.

Preach ↠Jichen/Chensung↞Where stories live. Discover now