Capítulo 1 - CATCO

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           Había pasado un año ya desde que Kara fue nombrada redactora jefe de CatCo, un año desde que expuso su identidad secreta al mundo entero. En ese tiempo, un virus implacable había azotado el planeta, ningún rincón de este quedó a salvo, tanto poderosos como pobres sufrieron por igual en sus carnes los devastadores efectos de la pandemia. La economía a nivel mundial se vio afectada. La población fue confinada en sus casas. Y hubo revueltas contra las medidas restrictivas por todos los países.

          Kara se había volcado por completo en su trabajo. Con la gente encerrada en casa, la tasa de accidentes y de delincuencia se habían reducido prácticamente a cero. No tardó en darse cuenta de que esa era la única cosa que ella podía hacer, aquella realidad no precisaba de la ayuda de Supergirl, porque ese microscópico ser era inmune a sus poderes. No se podía vencer con la fuerza lo que era tan minúsculo que el ojo no era capaz de ver. Así que para no sucumbir a la impotencia, había enfocado todos sus esfuerzos en informar a la población de forma rigurosa.

          Jornadas maratonianas de trabajo, día tras día, sin apenas dormir, sin apenas tiempo para comer. Viviendo prácticamente en la redacción y coordinando el trabajo de todos los periodistas que estaban a su cargo. Cat, la había dejado al mando, mientras ella cuidaba de su hijo en casa. De vez en cuando hablaban por teléfono, discutían la línea editorial de la publicación y cada cual regresaba a sus labores cotidianas.

          Toda la redacción achacaba el cansancio. Muchos se habían ido infectando a lo largo de los meses, lo que había provocado largas bajas médicas y cuarentenas preventivas. Los que seguían trabajando habían tenido que suplir las vacantes doblando sus esfuerzos. Ella sabía que les estaba pidiendo mucho a sus compañeros, lo podía ver en las ojeras que arrastraban. Pero todos eran periodistas de la vieja escuela y ninguno quería dejar de seguir informando. Aquella responsabilidad los mantenía vivos, distraídos, sin pensar en lo que ocurría fuera de las paredes de la redacción más allá de las asignaciones de trabajo.

          Echaba de menos a su hermana, a sus amigos, las noches de juegos, relajarse en el sofá viendo una buena película. Por suerte, todos estaban bien, de eso daba gracias a Rao. Cada cual había buscado una manera de ser útil en esas circunstancias, Lena y Alex trabajaban a contrarreloj en el laboratorio buscando una cura. J'onn J'onzz y Brainy ayudaban a quienes por su delicada salud no debían salir de sus casas. Dreamer y Kelly daban apoyo moral por teléfono. A su manera, los superamigos, habían adaptado sus poderes a las nuevas circunstancias.

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