Capítulo 3 - PARIS

1.9K 196 2
                                    

          Nada la retenía en National City, Cat estaba a cargo de la redacción de CatCo. Por lo que decidió viajar a París el día antes de la tan esperada reunión.

          Hacía tiempo que no cubría un evento de tanta importancia, cuya repercusión llenaría las portadas de miles de publicaciones a lo largo del mundo. No se hablaría de otra cosa y Kara sentía un nudo en el estómago. Esperaba no estar oxidada tras el año pandémico, en el cual apenas había ejercido labores periodísticas fuera de las cuatro paredes de la redacción. Era también la pega de tener un puesto directivo, que ya no había tantas posibilidades de salir a la calle en busca de la noticia. Por si fuera poco, le inquietaba que se tratase de un tema que ella apenas controlaba. Habría preferido tener más tiempo para prepararlo. Nia le había dicho que podía llamarla en cualquier momento, para resolver las dudas, fuera la hora que fuera. Esa oferta era muy golosa, más estando en diferentes franjas horarias. Al menos eso, sí que le daba algo de seguridad.

          Aterrizó en un parque junto al hotel parisino, no quería llamar demasiado la atención. Se arregló su larga melena rubia y se estiró el vestido. Echó un vistazo a su alrededor, una vieja costumbre que ya no precisaba, por si alguien se hubiera dado cuenta. Apoyó la maleta en el suelo y se dirigió al alojamiento con paso seguro. No tardó en registrarse en el hotel, se instaló en su habitación y salió rápidamente hacia el centro de prensa. Por experiencia sabía que era mejor acreditarse cuanto antes. Porque dejarlo para el día mismo de la cumbre, siempre acarreaba una larga cola de espera tanto para recoger la acreditación, como para pasar los controles de seguridad del perímetro.

          Terminadas las gestiones burocráticas pertinentes: una sonrisa para la foto de la acreditación, reservar un puesto de trabajo en la sala de prensa e inspeccionar las estancias que serían como su casa en los próximos dos días, se fue a comer algo a un Bistro del centro.

- Alex, ya estoy por aquí.- Apenas dejó de sonar el tono de la llamada ya le había dado el parte a su hermana. - Una semana, deberías dejar a Esme a mi cargo y traerte aquí a Kelly... esto le encantaría.-

- Me lo apunto Kara, no podrás echarte atrás después, ni aunque J'onn me borre la memoria.- bromeó desde el otro lado de la línea. - Sácale partido al viaje y luego me das los nombres de los restaurantes buenos a los que debo llevarla.- le pidió.

- Veo, que me dejas el trabajo duro. Sabré sacrificarme por vosotras.- respondió con tono burlón.

- No te hagas la mártir, podrías haberme llevado contigo. Ya sabes, como refuerzo por si las cosas se ponen feas. Y de paso habría hecho yo misma el estudio de mercado de los restaurantes sobre el terreno.- Su tono parecía algo molesto.

- No te habrás enfadado ¿verdad?, te noto un poco...Sabes que no depende de mí, la información venía off the record.- Kara trató de excusarse.

- Lo sé.- concedió Alex con tono aún quejicoso. - Pero es que hace tanto que no viajo, que me das una envidia malsana.- dijo a modo de disculpa. - Me darías la misma envidia incluso si te hubieran mandado a un sitio feísimo, ¡pero es que encima has tenido suerte!.-

- Suerte sería estar aquí bien acompañada y no tener que pasar el día encerrada en el centro de convenciones.- dejó escapar un suspiro. - No te robo más tiempo, cuídate Alex.-

- Tú también, Kara.

          Apenas hubo colgado la llamada, apuntó con la cámara de su móvil hacia la calle que tenía enfrente. Era una avenida llena de árboles y terracitas por doquier. Los clientes de los bares y restaurantes, al igual que Kara, disfrutaban de un tímido sol primaveral. Apretó el botón y disparó la fotografía. La estampa parecía sacada de una postal turística. No tuvo que aplicar ningún filtro, tal cual se la envió a Alex con el texto: "Aquí, sufriendo..."

          Una sonrisa pilla se le dibujó en el rostro, sabía que aquella provocación le habría hecho mella a Alex, tanto que su hermana ni se dignó en responder.

          Pagó la cuenta, dejó una propina siguiendo la costumbre americana y se dio un paseo.


          Alex frunció el ceño al abrir el mensaje de Kara. Estaba claro que su hermana pequeña quería chincharla y ella no pudo evitar caer como una tonta en el juego. Lena percibió el cambio en su rostro. En cuanto supo que al otro lado de la línea estaba Kara no pudo evitar escuchar disimuladamente la conversación entre las hermanas Danvers. La lectura del informe del laboratorio que tenía delante había dejado de tener interés para ella.

- ¿Todo bien? .- Inquirió con rapidez, alzando la vista del documento.

Alex soltó un resoplido e hizo un mohín. Abrió la foto en su teléfono a pantalla completa y se la mostró a Lena. - Kara está en París y no ha perdido la ocasión de restregármelo por los morros.- Musitó.

- ¿En París? .- Respondió sorprendida. - No me lo había dicho...- Su voz denotaba cierta decepción que no le pasó desapercibida a Alex.

- Ha sido de improviso.- Se apresuró en aclarar. Sabía cuánto molestaba a Lena sentirse excluida, un trauma que arrastraba de su familia adoptiva, los Luthor. - Cat ayer le asignó la cobertura del G8, y ya sabes que no acepta un no por respuesta.- Se guardó el móvil en el bolsillo. - Imagino que se pasó la tarde estudiando los temas que van a tratar y se le olvidó contártelo.- Trató de justificar a su hermana.

- Siempre a mil, no para.- Lena esbozó una sonrisa melancólica. -Al menos ella podrá disfrutar de la ciudad de la luz.- Murmuró y bajó la vista de nuevo al informe.


          La tarde era agradable, el sol bañaba las fachadas de los edificios, dándoles un aspecto de ensueño. La gente, tras tanto tiempo encerrada en sus casas, quería recuperar el tiempo perdido. Se notaba. Había risas y alegría en el ambiente. Kara se dejó llevar por el momento, quizá después de todo, no había sido tan malo tener que venir, pensó. Subió a lo alto de la colina de Montmartre y observó la ciudad a sus pies. Esta perspectiva no la había sabido disfrutar al aterrizar por la mañana a causa de su nerviosismo. Tras el paseo se sentía más tranquila, oteó el horizonte con ojos soñadores.

         Golpeó tres veces los tacones de sus zapatos, emulando a Dorothy con sus chapines en El Mago de Oz, y se dijo para sí misma: "Llévame a casa". Dejó escapar un suspiro y emprendió el regreso al hotel. Quería volver a repasar el dosier que Nia le había dado.

Off the recordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora