Capítulo 38 - CASO CERRADO

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          Smith y Facinelli llevaban cuarenta y ocho horas privados de libertad en La Torre, para Edge eran la mitad, tan sólo veinticuatro. En todo ese tiempo, ninguno de los tres había pronunciado palabra alguna. Era lo esperable, los tres detenidos se habían enfrentado a la justicia en otras ocasiones y conocían perfectamente los derechos que los amparaban gracias a la constitución americana. La fiscal Liz Reddick y la juez Diane Lockhart, que se encargarían del juicio, ya estaban al corriente y se habían mostrado optimistas.

          Los directores del DEO habían sido especialmente cuidadosos en cada paso de la investigación, ya que durante años en el pasado algunos culpables habían eludido la cárcel por minucias técnicas y fallos durante el procesamiento de las pruebas. Evitar esas faltas había sido el mantra de Alex desde que aceptó nuevamente dirigir la agencia.

          La juez Lockhart había autorizado que la custodia de los prisioneros permaneciera bajo el amparo de las instalaciones de La Torre. En cuanto fue informada del modus operandi de los detenidos (las fugas perpetradas durante la investigación y filtraciones dentro del DEO que habían puesto en peligro la misión) no se lo cuestionó; no había un lugar mejor que ese en el que estaban para retenerlos hasta el comienzo del juicio. Lockhart, si tuvo alguna duda de la seguridad de las instalaciones al principio, se tranquilizó después de conocer que la propia Lena Luthor actualizaría el sistema hasta convertir La Torre en una fortaleza inexpugnable. Luthor había sido la primera de su promoción y si los rumores que corrían sobre ella en los corrillos de la ciudad eran ciertos, también era mucho más inteligente que su desaparecido hermano Lex. Con esos datos, sumados al hecho de que se trataba de algo personal para Lena, la juez terminó por redactar de su puño y letra la idoneidad de la localización para el arresto de los tres individuos.

          El equipo volvía a estar al completo en La Torre, esta vez incluso Lena los acompañaba en la misma sala. Ya no había secretos entre ellos y ella se había puesto al corriente de todo en las últimas horas. Cada cual se había acomodado en su antiguo puesto. Brainy frente al panel central, Nia en los comandos, Kara y Lena en la mesa, mientras que Alex y J'onn permanecían de pie.

- Podría usar mis poderes psíquicos y leerles la mente.- El marciano propuso, dando un paso al frente, al ver que los tres detenidos callaban como tumbas.

Alex posó la mano sobre su hombro para detenerlo mientras miraba los monitores de las tres celdas con atención. - No te molestes, no servirá como prueba en el juicio.-

- Y tenemos suficiente información recabada durante estos meses como para inculparlos sin necesidad de que testifiquen.- Brainy se cruzó de brazos y giró sobre su asiento para mirar directamente a ambos directores.

- ¿No tenéis curiosidad de saber por qué lo hicieron?- J'onn se volvió hacia el grupo.

- Rencor...- Lena respondió tajante. - y mucho tiempo libre.- Se encogió de hombros. - Era una vendetta personal, contra mí y contra Kara...- La mano de Kara aferró la de Lena bajo la mesa y la ejecutiva le regaló una sonrisa tierna.

- Se tomó muchas molestias...- El marciano caminó hacia la mesa y apoyó sendas manos sobre la superficie. - para llevar a cabo su venganza. Hay maneras más sencillas de conseguir su propósito.-

- ¿Debería tomármelo como un halago?- Lena sonrió de lado con cierta tristeza. - Lamentablemente no ha sido el primero en querer hundirme y me temo que tampoco será el último.- Frunció el ceño.

- Si te atacan, nos atacan a todos.- Kara apretó el agarre sobre su mano con un poco más de fuerza y miró al grupo reunido. - El mayarah.-

- El mayarah.- Repitieron todos al unísono.

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