Perfect Love [RenMin/JaeJun](OMEGAVERSE)

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Jaemin volvió a sentir esa pequeña opresión en su pecho y haciendo que en sus ojos se acumulasen lágrimas. Llevaba un buen rato sintiéndose triste con ganas de llorar y aunque no supiera por qué, su lobo seguía insistiendo en que se trataba de RenJun.

Siguió caminando por los pasillos con lágrimas brotandole de sus ojos hasta que llegó a los baños y se detuvo frente a la puerta de esta, intentaría lavar su rostro para ver si así se tranquilizaba.

Jaemin entró al baño, dirigiéndose directamente hacia los lavabos y abrir el grifo, haciendo que el agua fría empezará a salir de este. El Alfa junto ambas manos y las colocó debajo para llenarlas de agua, cerró los ojos y tiró la fría sobre su rostro.

Así estuvo haciéndolo hasta que finalmente se calmó y abrió los ojos para elevar su mirada y verse en el espejo.

Sus ojos estaban tan rojos e hinchados que parecía que estuvo llorando durante todo el día y aunque había dejado de llorar, la opresión en su pecho todavía seguía ahí.

Jaemin soltó un pesado suspiró y negó lentamente con la cabeza, deshaciendose de la idea de que RenJun se encontraba mal, pero ¿y si así lo fuera?

El Alfa mordió tan fuerte su labio inferior que dejó marcado sus dientes y sin dudarlo más se dirigió hacia la puerta para salir e ir en busca del Omega, pero todas sus acciones fueron detenidas por una delicada voz que le llamó.

—Jaemin...

El menor se quedó totalmente estático y atónito, mirando la manija de la puerta.

Esa voz...

Se volteó y comenzó a dirigirse con pasos inseguros hasta uno de los cubículos del baño. Abrió levemente la boca para decir algo, pero fue interrumpido de nuevo.

—Jaemin, ¿ya estás aquí? —Preguntó, bajando los piez de la taza para levantarse y limpiar con algo rudeza sus lágrimas, porque ya no quería llorar más, ya no quería sentirse patético por llorarle a alguien quien nunca lo quiso y lo amo.

—Sí... —Respondió, escuchando como el pestillo era quitado de la puerta y está empezaba abrirse lentamente.

Sus ojos se abrieron de la sorpresa y escuchó como su corazón se hacía mil pedazo dentro de su pecho. Jaemin se acercó hacia el contrario y llevó ambas manos hacia sus mejillas para limpiarle las gotas saladas que no dejaban de salir de sus bellos orbes.

—Pero, ¿Qué te han hecho, cielo? —Habló, dulcemente y mirándolo directamente hacia los ojos.

RenJun sintió su pequeño y débil corazón acelerarse por la cercanía del contrario, también por la forma tan cariñosa y dulce en que lo había hablado y llamado.

Negó levemente con la cabeza y llevó sus manos hacia las contrarias para quitarlas.

—No quiero hablar de eso, ahora. —RenJun bajó la mirada. —Solo quiero un abrazo tuyo...

Al escuchar sus palabras, el Alfa no dudó en atraerlo hacia su cuerpo y envolverlo con sus brazos. RenJun escondió su rostro en su pecho y se aferró a él como si no quisiera soltarlo nunca, y esa pequeña sensación que empezaba hacerse presente en su estómago le gustó tanto al menor.

Lo escuchó sollozar y lo pegó un poco más a su cuerpo para reposar su barbilla sobre su cabeza mientras le acariciaba la espalda para tranquilizarlo.

Ninguno sabe por cuánto tiempo permanecieron así y aunque no les importó en absoluto, se les hizo extraña la sensación de quedarse así para siempre.

Cuando el rubio se tranquilizó y deshizo el abrazo con el más alto, sus mejillas tomaron un fuerte color rojo mientras mantenía la mirada baja.

—G-gracias... —Le agradeció y aunque seguía sin mirarlo, Jaemin negó.