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Si ya has llegado a este punto de la historia supongo que ya leíste el primer lemon.

Así que creo que estaría de más poner la advertencia

Sin más. A leer.

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Verdaderamente venía molesto de la reunión.

Su castigo era evidente desde que despertó dentro de la membrana, no tenía razón para enojarse por ello pues ya lo había asimilado, pero la extraña insistencia de Buraksan y Yudal por hablar con Jimin eso fue otra cosa. Pudo ver un poco de brillo peligroso en los orbes de los líderes de las capitales que alertó a la bestia en su interior, y luego, aquella mirada del alfa león taladrado su espalda cuando se alejaba no había hecho, ni un poco, que sus alertas bajarán.

Ese suceso lo irritó al punto en que su dragón comenzó a moverse de un lado a otro, golpeando en su interior y rugiendo furioso. Afiló sus garras justo como sucedía meses atrás cuando intentaba tomar el control contra su voluntad.

Por ello, cuando encontró al omega fue apresurado en sus acciones porque se fueran. No podía quedarse con los demás, mientras esa niña de cabellos anaranjados y ojitos cándidos se aferraba a su pierna él estaba haciendo un esfuerzo extenuante por no explotar ahí mismo. No por ella, si no por lo anteriormente acontecido.

De camino al templo planeó que una vez estuviesen en su hogar terrenal se dedicaría a abrazar un rato a su compañero hasta que tanto su dragón como él estuviesen lo suficientemente dopados del aroma del menor para volver al mundo real sin quemar o destruir algo.

Claro que en cuando olió la glándula omega de Jimin sucedió todo lo contario, en lugar de calmarse el dragón dentro de él se agitó como un torbellino, y bramó desde el fondo exigiendo morder a su compañero para reafirmar el lazo.

-¿Qué está dando giros en tu cabeza? Jimin- paseó su mano por los cabellos blancos, peinando.

-¿Umh?- emitió el omega desde el fondo de su garganta.

Se encontraban en su Bóveda. Ellos dormían en la habitación que se encontraba en la superficie del templo. La Bóveda era fría, se alojaba en la zona subterránea del lugar, donde no llegaba ni un solo rayo de luz natural, sus paredes rocosas desprendían mucha humedad y era demasiado grande, casi del mismo tamaño que todo el templo. El ambiente comúnmente era gélido ahí sin importar la época del año, pero tanto Jimin como Yoongi le tenían un aprecio especial por ser ahí donde se enlazaron.

Tomó por el mentón al menor para que le mirase.  

-Me dijiste que quieres hacer esto, pero hay algo que se está presionando en tu cabeza también ¿Quieres contarme?-

Mientras descendían hasta La Bóveda una sensación de incertidumbre con un poco de preocupación le fue trasmitida a través del enlace, persistiendo todo el camino hasta ahora. Al ir de una a otra tan rápido el mensaje no era lo suficientemente claro de interpretar para el de ojos verdes.

-No es nada- respondió simple, tratando de esquivar el tema.

Yoongi elevó su comisura izquierda -Sabes que no es así. Esta no miente- acarició con dos de sus dedos la marca por sobre la camisa de manga larga que vestía el omega -¿Algo te molestó mientras estabas con los demás?-

-No- negó -No tiene que ver con ello-

-De acuerdo. Pero entonces si hay algo- dijo en tono evidente.

-Yo. Podemos… Podemos hablarlo después-

Jimin desvió la mirada hacia las telas de seda verde pino que cubrían la cama en las que estaban sentados. Yoongi lo observó de reojo viéndole trazar figuras irregulares e ilegibles con los dedos sobre la textura lisa, y tuvo una idea de lo que podía estar sucediendo.

Alma De Dragón 🐉《ʏᴏᴏɴᴍɪɴ》 《ᴋᴏᴏᴋᴠ》Where stories live. Discover now