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Wang Yibo había despertado como comúnmente lo había hecho desde que era un niño. Se había levantado de su cama a las cinco de la mañana y junto con sus hermanos salió a correr haciendo el mismo recorrido desde que comenzó a entrenar. Ninguno hablaba, los tres iban en su propio mundo con sus audífonos puestos.

Redujo un poco su velocidad cuando vio a sus hermanos pasarle, podía ver sus espaldas y como sus cabellos se movían por la brisa mañanera.
Y la nostalgia comenzó a hacerse presente.
ShaoRan, su hermano mayor por dieciséis años, gracias al tatuaje en su brazo conocía y manejaba perfectamente cualquier técnica con armas o artes marciales, él era quien desde que cumplió los cinco años comenzó a enseñarle todo el conocimiento que hasta ahora había adquirido. Miró a su hermano menor y una pequeña sonrisa apareció en su rostro, pues este era quien le había enseñado los valores y conocimientos que un guardián debía saber. Al igual que los demás que trabajaban en el templo cuidando todos los tesoros y reliquias, se quedó con la boca abierta cuando nació su hermano, ya que el nació con la última parte del tatuaje de la sabiduría, sus hermanos eran su vida y tan solo pensar que tal vez no lo lograría le dolía muy en el fondo.

En la familia Wang siempre eran tres hijos los que nacían, independientemente de su género, los tres hermanos se complementaban entre sí, el primero naciendo con el tatuaje de la fuerza en su brazo y siempre siendo hombre, pues era este quien daba el apellido y la descendencia directa, el segundo y convirtiéndose en guardián, con el tatuaje del valor que adornaba una parte de su pecho abdomen, y el último hermano que nacía con el tatuaje de la sabiduría, el cual se grababa en su hombro con unos cuantos detalles adornando su cuello y nuca. Obviamente estos aparecían en situaciones específicas y se mantenían ocultos si ellos así lo querían.



Su recorrido terminó con ellos subiendo nuevamente a la montaña donde estaba el templo. Con un nos vemos luego, los tres hermanos fueron a sus respectivas habitaciones a alistarse para la ceremonia, sacó ropa cómoda de su armario y se metió al baño para darse una relajante ducha.

Unos cuantos minutos después salió de su habitación para dirigirse al comedor donde seguramente toda su familia esperaba.

Cuando llegó se encontró con todos caminado de un lado para el otro, sonrió al ver a sus tíos, los dos hermanos menores de su padre. Con una sonrisa se acercó a ellos.

— ¡Tíos! ¡¿Cuándo llegaron?!

— ¡Oh!, ¡Yibo cariño!... ¿Cómo estás hijo? — preguntó la mujer mientras abrazaba al más alto.

— He estado bien tía. ¿Cómo está el tío?, ¿y mis primos?

— Todos ellos están bien... Los chicos te envían saludos — un suspiro salió de la boca del menor.

— Como me gustaría que ellos también participaran de esto.

— Ya conoces las reglas hijo... solo un Wang legítimo y la esposa del líder  puede estar presente, luego están las generaciones de guerreros que ayudaban a cuidar este viejo templo... ¿Cómo estás? ¿Estás nervioso? — preguntó su tío.

— Sí, la verdad estoy algo nervioso por lo que pasará de aquí en adelante.

— Eres fuerte Yibo.

— Gracias tío.

— Ve a desayunar que tenemos que ir a ayudar a tu padre con los preparativos — el castaño asintió dejando que los mayor se fueran.

— Desayuna — dijo ShaoRan entregándole un plato con su desayuno.

— Gracias Gege.

— Voy con mamá, cuando salga Kuan le dices que desayune y vaya al salón de ceremonias con la abuela — dijo dejando un plato tapado.

The Promise [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora