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¿Qué diablos es eso?

Fueron las palabras que salieron de sus labios en forma de susurro, rápidamente, el aliento se le fue. Cuando vio como dos opacas luces de color rojo comenzaban a encenderse con fuerza, supo que el momento había llegado.

— ¿Yibo, qué suc- — no pudo terminar su frase porque enseguida fue tomado del brazo para ser jalado con fuerza.

Estaban corriendo, de hecho, Yibo corría mientras arrastraba a Zhan consigo. Mientras él daba tres pasos, el pelinegro apenas y daba uno, obligándolo a dar pequeños brincos para estar a la par.

— ¡Yibo!

— ¡Corre y no te detengas!

Así lo hicieron, aunque no sabía hacia donde se dirigían, Zhan seguía a Yibo mientras esté había afianzado el agarre, había tomado su mano entrelazando sus dedos. El aire frío golpeaba con ferocidad su cara, sus manos estaban heladas, su piel estaba helada. Y llegó el momento en el que se detuvieron, en una zona limpia de árboles del bosque al que habían ingresado, escondiéndose detrás de una gran roca con sus respiraciones agitadas y sus corazones latiendo de manera desenfrenada.

— Yi-Yibo- — nuevamente fue interrumpido, pero esta vez, por las acciones del castaño.

Yibo se había quitado su abrigo colocándoselo al menor debido al frío. Seguido de esto se quitó la camisa dejando ver su gran tatuaje. Se posicionó frente a Xiao Zhan y con un respiro profundo, habló.

— Escúchame... — dijo para buscar rápidamente en el bolsillo de su abrigo.

Y de allí, sacó una pequeña piedra redonda, de diferentes colores mezclados hermosamente entre ellos. La puso frente a sus ojos y la colocó en la mano del pelinegro, tomó la otra dejando la piedra escondida entre las manos de Xiao Zhan. Posó las suyas sobre las ajenas y lo miró a los ojos.

— Esto que te acabo de dar, y que estás sosteniendo, se llama Tam, pase lo que pase, prométeme, que lo mantendrás a tu lado y no lo soltarás.

— ¿Po-por qué? — preguntó asustado.

《— Estuve investigando... Y sé lo que hiciste Wang Yibo... Entrégale el Tam a Xiao Zhan, si llegas a morir intentando protegerlo, el Tam reconocerá tu energía espiritual en su cuerpo y se encargará de ocultarlo de Xiao, así lo podremos encontrar vivo... Pero asegúrate que te encuentre vivo también Wang Yibo... No quiero limpiar las heridas de mi mejor amigo...

— Prométemelo — y con una mezcla de confusión y miedo, asintió.

Ambos conectaron sus miradas, y las lágrimas que comenzaban a acumularse en los bellos ojos del pelinegro, le dijeron que era momento de despedirse. Acercó sus manos al rostro ajeno, y posándolas sobre sus mejillas, le regaló una muy débil sonrisa.

— No tengas miedo, todo va a estar bien. Solo haz lo que yo diga sin importar nada... No hay porqué temer, yo estoy aquí — susurró.

Lentamente acercó sus labios a la frente del menor y los presionó sobre la fría piel, le estaba dando un último beso, al cual por inercia, Zhan cerró sus ojos. Se separó de él y se quedó arrodillado mientras miraba para todos lado, hasta que su mirada se detuvo en algo, una pequeña cueva de roca.

Vamos — habló tomando su manos y comenzado a moverse rápidamente.

El lugar era pequeño, pero era lo suficientemente grande como para que Xiao Zhan estuviera allí, seguro. 

— Quédate aquí, y no salgas. ¿Entendido? — Zhan asintió.

— Muévete para este lado. Así no te verá.

The Promise [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora