¡Nublado!

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Toma nuestras cosas y me indica que nos vayamos con un movimiento de cabeza, haciéndome seguir sus pasos con rapidez.

A medida que avanzamos, la intensidad de la lluvia aumenta, ya estando casi empapada una vez salimos del sector verde del campus.

Algunos estudiantes corren para no mojarse, otros intentan cuidar sus proyectos de arte y hay otros como Jeno, que está parado con una blanca sonrisa en mi dirección.

¿Y si me dejo tomar costumbre de esa sonrisa?

Sonrió de vuelta acercándome a él, poco importándome que la lluvia arruinara mi lindo sweater rosa y el maquillaje que traía puesto.

Se sentía bien, cálido y cómodo el momento. Me gustaba como sus ojos se hacían dos líneas al sonreír con ganas y ver cómo sus cabellos se pegaban a su rostro.

La primera vez que lo vi, no me fijé en él, sino en sus palabras y cómo por debajo me intentaba consolar. Pero en este preciso momento, el verlo empapado y feliz, me genera la misma sensación de tranquilidad y calidez que sentí con su llegada.

Es inexplicable. Sólo sé que la lluvia no se siente tan helada como de costumbre.

Jeno abre sus labios para decir algo una vez estoy frente a él, pero otro trueno lo hace callar, y como si fuera posible, la intensidad del agua empeora, viéndonos obligados a buscar refugio.

Una presión en mi muñeca me hace correr hacia algún sitio, notando que íbamos a la sección C de los apartamentos de la Universidad.

—¿Te molesta si vamos al mío? El tuyo está al otro lado del todo. —Me intenta hablar, haciéndome reír al ver como agua entraba a su boca.

Niego a modo de respuesta, sabiendo que seguramente no me vio y que él asume que lo estoy siguiendo con gusto. Y bueno, así era.

Al llegar entramos a la velocidad de la luz, siendo recibidos por un señor de edad avanzada, que nos indica quedarnos quietos en la puerta.

Miro a Jeno sin entender, tiritando ligeramente al sentir de repente el frío que transmitía el tener mis ropas mojadas pegadas al cuerpo. Este se encoge de hombros sin explicación de las palabras del conserje, siendo todo resuelto el verlo traer unas grandes toallas para nosotros.

—Se las pueden llevar y me las traen después. No quiero que me mojen mucho el piso del ascensor. —Dice el señor envolviendo a cada uno, recordándome a cuando mi abuelo hacía eso conmigo cuando salía del mar.

—Muchas gracias Señor Soo. —Dice mi compañero dando una profunda reverencia, junto con su típica sonrisa.

Imito la acción y sus palabras, yendo rápidamente al ascensor para subir al apartamento.

—Mmh...¿no le molestará a tu compañero de habitación? —Pregunto entrando con cautela en el lugar una vez Jeno lo indica.

—¿Doyoung hyung? —El chico deja nuestros bolsos en una bolsa para no mojar el piso, comenzando a buscar cosas en alguna habitación. —Para nada, no llega hasta mañana. Está donde su pareja.

Se acerca a mi con otro par de toallas, haciéndome ladear mi cabeza sin comprender, pero aún así recibiendo estas.

—Ve a darte una ducha caliente para quitar el hielo. —Explica al ver mi rostro, dándome suaves empujones hacia su baño. —Te dejé algunas cosas mías, lo tuyo y lo mío mojado lo vamos a lavar.

Sin más me empuja al interior y cierra la puerta detrás mía. Observo el lugar, siendo un baño idéntico al mío, con la diferencia de que el aroma estaba cargado a perfume de hombre. Sin embargo estaba todo muy ordenado y limpio, muy distinto a como era el baño de Mark.

Nos vemos después; (Lee Jeno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora