Colores Rosas

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Desenvuelvo mi onigiri dándole una pequeña mordida, volviendo mi vista a mi libro para seguir anotando algunas cosas a un costado de lo que había destacado.

—¿Y cuánto te toma llegar de esta esquina del auditorio, a la otra esquina? —Pregunta Mark, leyendo la rutina de baile de Winwin.

—Dos ocho, de un tiempo. —Responde este haciendo una tarea sobre historia del Arte Contemporáneo.

Llevábamos dos horas en las mesas del parque, aprovechando el aire húmedo que había estado durante toda la mañana.

Amaba los días así y el aroma que había recordándome a la playa.

—Pero esa vuelta que das ahí, no me calza en los tiempos. —Se queja el rubio, retrocediendo la grabación.

El mayor de los tres, alza la vista de su cuaderno para mirar la laptop, repitiendo el video un par de veces.

—¡Estoy harta, cansada, aburrida, enojada con esta maldita universidad! —Llega diciendo mi amiga para dejarse caer a mi lado en la banca, también dejándose derrumbar sobre la mesa.

Muevo mis cosas para que no sean aplastadas, dándole otra mordida a mi onigiri.

—¿Cuál es el problema? —Susurra Winwin, quitando su atención del video.

—Fui a la cafetería de Casa Central, a la de Ingeniería, la de Artes e incluso a la de profesores. . . —Toma aire dramáticamente esperando que alguien le de el pase para seguir hablando y como me lo esperaba, el mayor lo hace dando un sutil movimiento de cabeza. —¡Y no hay cajitas de leche de fresa!

-¡Oh! No hay leche de fresa. —Digo en un tono juguetón, apoyando mi mano en su espalda para darle suaves palmaditas.

—No, no hay. —Lloriquea Yang Mi.

—¿Quieres mi jugo de manzana? —Saco mi cajita de emergencia para dársela a mi amiga.

—¡Gracias mi amor! —Responde esta con una sonrisa.

Que rápido se consuela.

Retomo mi lectura, mientras Winwin intenta crear conversación con la castaña, cosa que a la chica no le cuesta seguir al explicarle que no hay posibilidades de comprar leche de chocolate porque la odia, mientras de fondo Mark repite una y otra vez tanto la grabación del ensayo, como el sample de lo que llevaba compuesto.

—I don't know dude, no me calzan los tiempos. —Dice ligeramente frustrado y pasando sus manos por su rostro.

—Déjame ver. —Winwin toma el portátil, viendo detalladamente su coreografía, comparando todo con lo que había anotado.

La chica se voltea hacia mi una vez su interlocutor se distrae de ella, apoyando su mejilla en su palma para mirarme mejor, sólo escaneando mi rostro y mis manos.

—¿Se te ofrece algo, corazón? —Inquiero sin alzar la vista de mi libro de Discurso Oral en el Inglés.

—¿Tienes que hacer algo? —Hace sonar su cajita de jugo.

—No, no hay planes. Sólo estudiar y avanzar en mis proyectos. —Suelto un pequeño suspiro cansada de la lectura, imitando la posición de mi amiga para mirarla. -Dime.

—Bueno... me pidieron una semana más en la pasantía de la Guardería y debo ir a recoger algunos documentos para que mi profesora a cargo me de la autorización. —Explica moviendo sus dedos. —Pero es lejos y no quiero volver sola si es que se me hace tarde, ¿me puedes acompañar? Porfis, porfis.

Yang Mi se acerca más, tomando mi brazo, para empezar a moverme de un lado a otro con suavidad, sabe que detesto los tratos bruscos hacia mi cuerpito.

Nos vemos después; (Lee Jeno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora