Quizás...(1)

25 4 22
                                    


Bloqueo mi celular para que deje de sonar, ya teniendo cinco llamadas perdidas en lo que va del día.

Ya pasaron dos semanas, ¿por qué no se aburren?

—No es justo. —Reclama Yang Mi al otro lado de la mesa de picnic.

—¿Qué no es justo? —Pregunto jugueteando con mi lápiz.

—Pasé cuatro meses con Young Bok, para qué. ¿Para que a las dos semanas ya se pusiera se novio con la chica que conoció en el club? —Pregunta apuntando a la pareja que entraba a la cafetería.

—¿Estás celosa? —Le cuestiono incrédula.

—Claro que no, pero me hizo perder el tiempo. —Se cruza de brazos molesta.

Eso tiene mucho más sentido. Sería extraño pensar que Yang Mi está celosa o triste por lo que pasó esa noche.

Subo el cierre de mi chaqueta al correr un viento helado, temblando todo mi cuerpo y mi columna vertebral al entrar un airesito por debajo de mi ropa.

Miro mi reloj de pulsera una vez más, abultando mis labios al ver que los minutos pasaban tan lentos. Sé que soy ansiosa, pero estoy casi segura que el espacio/tiempo está jugando con mi percepción de los minutos.

¿Por qué se demora tanto? Debía estar acá hace siete minutos.

—¡Cassie! —La voz de Jeno finalmente llega a mis oídos.

Llegó, llegó.

Lo veo venir sonriente hacia mi, con un Jaemin distraído por su celular pisando sus talones.

—Hola, cielo. —Murmuro lo último prácticamente para mi misma, recibiendo una mirada de burla por parte de mi amiga.

Jeno deja su bolso sobre la mesa de picnic, comenzando a sacar algunas cosas. Una cajita de madera envuelta en una tela azul llama totalmente mi atención, pasando mis ojos hacia el azabache de manera expectante.

¿Qué es eso? ¿Era para mi? Un regalo, amo los regalos. Quiero ver mi regalo.

—Estuve cocinando un poco y me acordé que te gustan los bentos, así que...—Deja la oración al aire dándome a entender que este bento era para mi.

—Estuvo toda la tarde de ayer haciéndolo. —Añade Nana dándome un guiño rápido y ganándose un golpe en el hombro por parte de Lee. —Animal.

—No tiene carne. Bueno, sólo salmón que sé que es lo único que comes. —Finaliza esperando mi respuesta.

Mi corazón latía con rapidez y estaba dando patadas con la intención de salir de mi pecho. Joder, ¿quién lo crío para ser así de bonito?

—Me encanta, gracias. —Sonrió estirándome para darle un abrazo.

Efectivamente era un regalo y no cualquier regalo, era comida. Estoy feliz, que lindo día, el mejor día.

Que lindo Jeno, el mejor Jeno.

—¿Y para mi? —Pregunta Song con un puchero.

Lee me suelta un poco y pasa sus orbes desde mi rosto hasta el de la castaña, esperando alguna ayuda de mi parte.

—Tengo uva. —Responde poco después algo dudoso, pasándole un pocillo con la fruta.

—Conforme. —Yang Mi vuelve a su mundo y nos deja de lado.

Me vuelve a mirar y sonríe dejando sus dos ojitos como finas líneas, apretando un poquito más el abrazo antes de soltarme por completo.

Que pena, me estaba gustando la sensación de calidez. Aunque estoy segura que su perfume quedó impregnado en mi cabello.

Nos vemos después; (Lee Jeno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora