Un poco de ti

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—Ahí edité el párrafo.  —Deslizo la laptop hacia mi izquierda.

—Bueno. —El teñido responde mirando la pantalla.

—¡Pero lee las correcciones, baboso! —Apunto a las líneas destacadas en verde. —¿Cómo vas a aprender si no revisas que cambié?

—¡Ya no quiero más tortura! —Jaemin se tira sobre mi imitando un llanto de cachorro.

—Pero si vas recién en el primer argumento...

Doy suaves palmaditas en la espalda del ahora cabello naranja, riendo ante la pequeña escenita.

Llevábamos tres horas en la sala de estudio, pero Nana no había sido capaz de avanzar más allá de doscientas palabras en su ensayo. No me molestaba ayudarlo, de hecho me había servido para hacer mis propias tareas, pero parecía que el chico tenía nulas ganas de terminar esto luego.

—Lo dices sólo porque tu ya acabaste el tuyo. —Masculla volviendo a su sitio para empezar a escribir.

—Es porque pensé que era para la semana pasada. —Me echo hacia atrás dejando mi cabeza colgar desde el respaldo.

Me duele la espalda baja por tanto estar sentada en estas sillas incómodas y además tengo hambre.

El tono de llamada del celular de Nana captura mi atención, dejando de lado el panfleto que estaba intentando leer de cabeza.

—¡Jisung-ah!—Le escucho decir con un tono de niño pequeño, levantándose de su silla para ir a hablar.

Que envidia, cada vez que lo llama ese chico su voz cambia a un tono más agudo y lo nombra de mil maneras tiernas y amorosas. A mi solamente me pone apodos bonitos cuando me pide que le haga un favor.

Estiro mis brazos haciendo sonar mi espalda, ya cansada de estas sillas sin colcha. Miro mi reloj de muñeca, notando que me faltaban veinte minutos para entrar a clases. Mh...quizás es hora de empezar a caminar.

Me levanto y ordeno mis libretas junto con mis lápices, haciéndole un gesto de despedida con mi mano al mayor.

No tenía muchas ganas de entrar a clases, pero mis pies ya iban por inercia al edificio de Humanidades. Uhg, no quiero clases, tengo hambre, tengo flojera y ahí está Mark parado en medio del camino.

Hace unos días no veía al Canadiense y pude notar que su cabello estaba más largo, pero seguía igual de rubio, me gusta así.

—Hola, ¿qué miras? —Pregunto siguiendo la dirección de sus ojos.

Lee me mira de reojo algo asustado, pero se tranquiliza al notar que era yo y no una random.

Logro identificar la cabellera ondulada y castaña de mi amiga, jugueteando con un chico que la estaba tomando por los hombros. Pero mi vista no era muy buena, mucho menos bajo el sol. Soy como un topo.

—Es Winwin hyung. —Dice Mark después de unos segundos.

Veo como mi amiga empuja de broma al chico para que se separe de ella, pero este desliza con cuidado sus manos por los brazos de esta, casi llegando a entrelazar sus dedos a los ajenos.

—Le iré a hablar, tenemos clases. —Anuncia el rubio a punto de ir.

—Nah, dales su momento. —Lo detengo para que les de unos segundo más. Y para ver qué más hacen.

En eso la mano del chino sube hasta la mejilla ajena, acunando esta con delicadeza. Quizás no deba estar chismeando tan atenta la escena para darles más privacidad, pero me gusta ver cuando dos personas se daban esas muestras de cariño sutil y más aún si era mi querida Minmin.

Nos vemos después; (Lee Jeno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora