La Gran Estafa.

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- Mamá ¿Podrías dejar de preocuparte tanto?

- Sabes que es imposible para mi, sobre todo ahora que estás lejos, aun no entiendo como tu padre me terminó convenciéndome de dejarte ir.

- Hablas como si fuera un niño.- Zhan habló con seriedad.

- Sabes bien que me preocupo cariño, sabes que...

- Mamá, ya no soy aquel niño invidente que debía ser vigilado y protegido. Soy un hombre y debo vivir por mi mismo ¿Quieres tenerme viviendo bajo tus faldas toda la vida debido al pasado?

- Zhan..-La señora Xiao se escuchó triste.

- Lo siento mamá.- Froto su sien.- No quería hablarte de esa manera pero es que a veces me siento frustrado por la forma en que me tratas, se que quieres cuidar de mi pero ya te he demostrado que puedo cuidarme solo. ¿O es que acaso te parezco un inútil?

- Lo siento hijo, nunca he querido hacerte sentir de esa manera y sabes bien que mamá está orgullosa de ti, jamás te vería como alguien débil. En verdad lo siento.

- Está bien mamá, ya pasó. No tienes que disculparte.

- Por favor cuídate cariño, si necesitas algo llama.

- De acuerdo...¿Mamá?

- ¿Si?

- Te amo.

- Yo mucho más.

- ¡Auch!.- Se quejó al recibir un golpe en la nuca.- ¿Quieres morir?.- Levantó la mirada.

- No deberías de hablarle de esa manera a tu madre, ella solo se preocupa.- El chico se sentó a su lado.

- Lo sé.- Suspiró.- Es solo que me gustaría que dejara de hacerlo, desde aquel día mi madre vive con un miedo constante y siempre intenta sobreprotegerme, de no haber sido por mi padre yo ni siquiera hubiera logrado estudiar artes. Entiendo que aquella noche la dejó marcada.- Bajó la mirada.- A mi también me sucedió. Para mi mi abuelo lo era todo pero eso no quiere decir que la desgracia nos va a perseguir siempre. Quiero que mi madre finalmente viva sin miedo.

- Entiendo.- Observó hacia el frente y sonrió.- Oye, no cabe dudas que eres un genio.

- Eso lo sé.- Sonrió con arrogancia.

- ¡Wah!.- Entrecerró los ojos.- Eres un completo arrogante.

- Tengo el derecho de serlo.- Sonrió.- Ya que soy el mejor en lo que hago.- Bromeó.

Los amigos se quedaron sentados frente a la enorme pintura la cual estaba casi terminada. Aquella obra exquisita, creada con trazos perfectos podía incluso ser nombrada como la original. Ante los ojos de cualquier experto aquel trabajo podía pasar fácilmente por desapercibido.

Aunque lo decía en tono de broma solo por molestar a su amigo en realidad Xiao Zhan era un pintor talentoso. Dotado de un don único que le permitía crear grandes y hermosas obras.

Desde sus tiempos en la preparatoria el chico había sido admirado por la forma magistral en que desempeñaba su trabajo, muchos de sus compañeros disfrutaban observarlo ya que el joven pelinegro entraba en un estado de trance donde todo lo que existía a su alrededor se desvanecía creando un espacio solitario y silencioso, un espacio tranquilo donde solo existían el y su lienzo.

Desde que sus ojos se abrieron al mundo Zhan aprendió a admirar más allá, podía encontrar la belleza donde muchos otros no la veían, sus ojos eran portales que lo transportaban a un mundo más claro donde podía ver la verdadera energía de las cosas.

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