CAPÍTULO 1 PARTE 1: EL NIÑO DE CABELLO RIZADO

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Cinco besos me regalo.

Solo cinco besos.

Cinco besos que guardo entre mis recuerdos más bonitos.

Los besos más inocentes que he recibido y los más sinceros que yo he dado.

Era el primer día del festival. Lo vi, por primera vez, entre dulces, juegos y colores. Un niño de cabello rizado, linda sonrisa y mirada un tanto perdida que atrajo mi atención apenas lo reconocí. Sí, sí, tenía que ser él de quien ya antes me habían hablado. "Un niño muy distinto a los que están acostumbradas asistirá al festival este año..." Esas fueron las palabras de Ciara.

—¡Algodón de azúcar! —exclamó Belén con emoción. Tomó mi brazo y corriendo llegamos al puesto de algodón más cercano —¿Qué sabor vas a pedir Anaya?

—No lo sé, no lo sé.

—Anaya, esto es una tradición. Tienes que escoger uno. Mira ahí está el de frutos rojos, es tu favorito desde siempre —los ojos emocionados de Belén revelan sus intenciones de pedir uno de cada sabor —o esta vez puedes probar el de arcoíris, todos esos colores se ven tan apetitosos.

Belén siempre ha sido muy dulce. Seguramente ha sido la niña más dulce que ha existido en todo Puerto Cristal.

—Está bien —reí un poco conquistada por la dulzura de Belén —quiero uno de arcoíris.

Comenzamos a recorrer el festival. Belén quería presumir los vestidos que la misma Ciara había confeccionado para nosotras. Yo vestía de color morado y Belén iba de naranja; los vestidos iban adornamos con escarcha, unas bonitas faldas tutú que dejaban ver nuestras piernas desnudas más allá de las rodillas. Zapatillas color blanco hacían juego y nuestros peinados sencillos decorados con tiaras de cristal. Mientras caminábamos sonrientes comiendo algodón, saludamos al resto de los niños, hadas, brujos y maestros. Es que a todos les gusta ir al festival, creo que Ciara es la única en el pueblo que nunca ha sabido disfrutarlo.

—Las niñas de Ciara vinieron al festival —dijo Van acercándose a nosotras.

—Sabes que nunca nos lo perderíamos —contestó Belén ofreciendo a Van un poco de su algodón. Van siempre fue un niño bonito, el pícaro y bromista, al igual que ahora. Además de todo eso, Van ha sido nuestro amigo desde que tengo uso de razón.

—¡Oh sí! Chicle y caramelo, es mi favorito —Van acababa de probar, el que considero, debe ser el algodón de azúcar más dulce de la historia.

—¡Hey! Van, ¿cómo se llama el chico de allá? —señalé con sutileza al niño de cabello rizado.

—Su nombre es Ed y es su primer año en el festival.

—¡Oh! ¡Por todos los brujos blancos! Anaya, debe ser el niño del que hablo Ciara.

—¡No me digas, Belén! ¿Tú crees?

—Sí, sí. Tiene que ser él, es decir, míralo: porte de príncipe, cabello rizado y linda sonrisa.

—Además de todo eso, es un niño muy amigable —dijo Van con su boca llena de algodón.

—Si te sigues comiendo mi chicle con caramelo de esta manera, seguro terminará saliendo todo por tu nariz —Belén arrancó el dulce de las manos de nuestro amigo inmediatamente. Sus mejillas enrojecidas afirmaban su molestia.

—Disculpa Belén, es que está delicioso. Puedo comprarte uno nuevo y así les presento a Ed.

—Yo digo sí al algodón. Hay uno de fresas y flores que quiero probar —contesto veloz Belén.

—Pero a Ed, no lo podemos conocer- añadí.

—Ciara ha dicho "... a este niño no le pueden hablar." —continuó Belén.

Cuentos de Hadas: Historia del primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora