CAPÍTULO 1 PARTE 2: EL JUEGO DE LAS FLORES

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El juego de las flores siempre ha sido de los favoritos. Cinco macetas con flores hermosas a tres metros de distancia de la línea de tiro, desde ahí debes disparar con una pistola de agua hasta llenar cada maceta con la cantidad indicada. El primero en llenar las cinco macetas gana. En el festival los premios van aumentando su valor cada día, el primer día suele ser algodón de azúcar, caramelos o globos. Mi día favorito siempre ha sido el tercero, cuando los premios son dijes y pulseras, por años he intentado ganar la pulsera de piedras de cristal, pero nunca he podido hacerlo. Ese año esperaba conseguirlo.

—Un puesto más y se cierran las inscripciones para el primer juego de las flores de este año —informó un payaso, con afro de colores en el megáfono, cuando ya nos encontrábamos junto al puesto de las flores.

—Déjame jugar a mi Anaya, quiero ganar el algodón de azúcar —suplico Belén.

—Seguro, yo podré jugar otro día —siempre he sido débil ante las súplicas de Belén.

El juego comenzó y nuestra amiga Rita se quedó a mi lado para ver el juego. Bonitos trajes de colores vestían todos los participantes, ¿qué estoy diciendo? Todos vestían increíble. El festival de Puerto Cristal es todo un acontecimiento, todo el mundo prepara sus mejores vestidos y trajes para estos siete días de tradición y celebración. Estaba emocionada de usar el vestido que Ciara tenía preparado para mí, el día del cierre, pero igual no estaba apurada, quería disfrutar de cada día ya que tendría que esperar un año para el próximo festival. Y qué bueno que lo hice, nunca más volví a vivir un festival mejor que el de ese año.

—Belén se ve hermosa con ese vestido —Rita empezó a entablar conversación.

—Ciara lo confeccionó, tiene meses dedicada a nuestros vestidos para el festival.

—Ciara tiene talento.

Me generó tristeza el comentario, nadie conoce mejor que yo los deseos no cumplidos de Ciara.

—¿Anaya? —dijo un niño tocando mi hombro tras de mí —eres una de las niñas de Ciara, ¿cierto?

—Sí, sí —No resultaba extraña la pregunta, la respondí sin pensar.

Ciara tenía tres años siendo la primera ministra de seres especiales, desde entonces representa una figura importante para el pueblo. Esto hace que Belén y yo seamos más que conocidas, a veces hasta parecemos celebridad.

—¿Ves al niño de allá? —señaló de manera exagerada a Ed, que se encontraba recostado de una pared bebiendo una limonada color azul. Fue ahí cuando sonrió por segunda vez para mí —me pidió que te dijera que quiere hablar contigo.

"¿Qué? ¿El niño de cabello rizado quiere hablar conmigo?"

"¿Por qué tiene que sonreír tan bonito?"

—Yo no tengo nada que hablar con él —me gire y di mi total atención al juego. A Belén solo le faltaban dos macetas para culminar y aunque iba muy pareja con otro participante, ella llevaba la delantera.

Unos minutos después el niño regresó insistiendo.

—Anaya, él dice que es importante.

Gire para ver a Ed una vez más. Ya no sonreía, pero me miraba con atención. Yo le sostenía la mirada mientras en mi mente me debatía si debía ir o no.

—Tenemos ganador, o mejor dicho, tenemos ganadora —dijo el payaso al megáfono y la gente empezó a aplaudir.

Belén había ganado.

—Dile, que sí es importante, debe venir él a hablar conmigo —le conteste al niño mensajero.

—Vamos Anaya, hay que felicitar a Belén —Rita tomó mi mano y me arrastró hasta el frente de la multitud para poder apreciar como Belén recibía su premio.

Cuentos de Hadas: Historia del primer amorWhere stories live. Discover now