CAPÍTULO 3 PARTE 1: PROHIBIDO COSECHAR

2 0 0
                                    


Esa mañana Belén estaba muy disgustada conmigo, no la culpo, mi comportamiento del día anterior fue bastante grosero. No intento justificar a la niña que fui en aquel entonces, pero mi reacción puede resultar natural. El niño de cabello rizado me dedico a gritos, tumbos y pitos, su victoria. Aquello llegaría a oídos de Ciara, nada podría evitarlo. Me culparía de desobedecerla y tentar los deseos de Ed.

Yo no estaba tan equivocada, al llegar a casa Ciara estaba más que enterada del asunto. Por suerte, ni ella, ni nadie, en todo Puerto Cristal, conocía la identidad de Ana y a pesar de los enojos, Belén está dotada de lealtad, se reservó todo lo que sabía para evitar perjudicarme.

—Discúlpame, Belén —rompí el silencio que nos acompañaba en dirección al festival. A lo que respondió con una falsa sonrisa y mirada enojada —. Sé que mi comportamiento fue inapropiado.

—¿¡INAPROPIADO!? —exclamó con euforia —¿Inapropiado Anaya? ¿Hablas en serio? Tu comportamiento fue grosero, levantar la voz de esa manera frente a Rita y el resto de los seres que estaban ahí; fue un acto irresponsable.

Belén detuvo el paso y se interpuso en mi camino, mirando fijamente mis ojos.

—Mucho te preocupa lo de tu nuevo novio, y lo entiendo, pero Ciara tampoco tolera este tipo de comportamientos, tú lo sabes muy bien. Tienes suerte, todos estaban concentrados en el teatro que montó Ed. De no haber sido así, hoy estarías en casa regando flores domésticas y comiendo rana con coliflor de castigo. Esto es algo que Ciara no hubiese dejado pasar.

Belén tenía razón, como pocas veces en la vida estaba pensando de forma responsable. No digo que Belén no sea un ser responsable, pero suele ser de pensamiento y decisiones apresuradas, esa vez, sin duda, la apresurada fui yo. Cegada por los nervios, el miedo e incluso la vergüenza del primer amor, reaccioné sin darme ver las consecuencias que podía desatar.

Después de repetir la misma palabra cien veces "Disculpa, disculpa, disculpa Belén, disculpa...". Llegamos al festival.

—Iré por un algodón de mermelada floreal —índico Belén con mucha seriedad —, luego nos sentaremos en el jardín y consideraré la posibilidad de disculparte —yo sonreí, escuchar aquellas palabras me llenó de felicidad.

El algodón de mermelada floreal se veía delicioso, pero yo elegí las nubes frutales, había sido suficiente algodón por esos días para mí. Nos sentamos en una banca sobre una colina frente al jardín, la vista ahí es hermosa y en esas temporadas lo es mucho más, el jardín está más floreado que en cualquier otra época del año.

—Belén... —intentaba romper el incómodo silencio.

—Anaya, yo te disculparé esto y todo lo que hagas. Eso lo sabes muy bien —su sonrisa era cálida y expresaba cariño sincero —. Pero necesitas relajarte. Te gusta Ed, ya termina de aceptarlo y toma una decisión.

"¿Una decisión?". Estaba confundida, no sentía necesidad de hacer algo al respecto.

—¿Obedecerás a Ciara, sí o no?

La respuesta era sencilla, al menos eso creí en ese momento.

—Obedeceré a Ciara —contesté antes de llevar una nube frutal de limón a mi boca.

—Anaya y Belén, las niñas más lindas de Puerto Cristal —el hada Carmecia saludo a nuestra espalda haciéndonos sonrojar —. Ayer olvidaron sus flores salvajes, hoy no olviden ir por ellas antes de marchar.

—¡ES CIERTO ANAYA! —exclamo Belén gritando —. Con todo el show de ayer olvidamos ir por las flores salvajes.

—¿Show de ayer? Deben ser cosas de niños porque no me he enterado de ello- el comentario del hada me llenó de calma, el show de Ed no era noticia esa mañana —. Podrán ir por ellas esta tarde.

—Seguramente Belén pasará por sus flores, yo no haré uso de las mías —anuncié llevando la última nube a mi boca.

—Anaya no está bien cosechar flores, si no harás empleo de ellas —eso lo tenía muy claro, no había necesidad de que Carmecia me explicara –si no vas por tus flores hoy, buscaré a alguien que las emplee y tendrás prohibido cortar otra en lo que resta del año.

El hada se retiró enojada, Belén tampoco estaba de acuerdo con mi acto y yo estaba segura de que ganaría un regaño nada sutil de parte de Ciara, pero estaba segura de lo que hacía. Corte dos amorosas el día anterior, fascinada por los encantos del niño de cabello rizado, pero esa mañana había tomado una decisión respecto a él. Estaba segura, no emplearía de ese par de amorosas.

Cuentos de Hadas: Historia del primer amorWhere stories live. Discover now