Capítulo 2.

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Había pasado una semana desde que Des Styles había anunciado su retiro y ese precisamente era el primer día de Louis como asistente del hijo de aquel hombre, eso era algo que lo tenía realmente nervioso, aparte de que no tenía idea de cuál había sido su resultado en la prueba que había presentado el fin de semana por su master. Se lamentaba completamente puesto que como cada sábado, su amigo Niall había tenido que cuidar de Lux y el domingo, en lugar de tener energías para sacarla a pasear, había optado por una tarde de películas infantiles en casa las cuales no había entendido porque se había quedado completamente dormido antes de que terminaran y al final su pequeña hija había tenido que despertarlo cuando llegaban a su fin para que pudiera poner una nueva.

Esa mañana había sido difícil para él puesto que le había costado un excesivo trabajo levantarse para preparar el desayuno, pero con la fuerza digna de un superhéroe, lo había logrado cocinando sin ganas algo completamente simple que no logró el objetivo de hacer brillar los ojos de su pequeña con sólo mirarlo.

-          Papi.

Se encontraba a punto de irse y dejarla en el jardín de niños cuando la voz de su pequeña hija lo detuvo, cosa que le pareció extraña puesto que toda la mañana se mantuvo en silencio y ni siquiera contestó cuando el ridículo muñeco morado del programa que veía hizo una pregunta obvia.

-          ¿Sí? – volvió los dos pasos que había dado y se hincó para quedar a la altura de su hija pues sabía que eso a ella le agradaba.

-          ¿Por qué estás triste? – preguntó, con sus ojos apagados.

Sintió como si le estrujaran el corazón cuando escuchó la pregunta y miró a la maestra que los miraba conmovida en espera de una respuesta de su parte.

-          No estoy triste, cariño – acarició su mejilla – sólo es que tengo un poco de trabajo, pero te prometo que cuando termine con eso saldremos de paseo sin parar.

Poco a poco se dibujó una pequeña sonrisa en el rostro de la niña y él se sintió como si fuera el hombre más afortunado y realizado sobre la tierra sólo por ese simple gesto.

-          ¿Y vas a sonreír?

-          Siempre – le prometió antes de abrazarla y ponerse de pie.

Después de eso vio como la maestra llevó a su hija dentro mientras ella miraba hacia donde él se encontraba y se despedía con su pequeña mano logrando que se sintiera ansioso de que las horas pasaran rápido y poder estar a su lado de nuevo.

Cuando iba en camino a su trabajo los pensamientos lo atacaron y pensó en que tal vez si usara el auto que se encontraba estacionado en el garaje de la casa, aquel para el que había ahorrado y había comprado de medio uso, realmente podría hacer su vida y la de su pequeña más sencilla, pero después de todo lo vivido a causa de esos dichosos autos, prefería evitarlos lo más posible, a no ser que se tratara de una emergencia.

Stay |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora