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Qué estúpido.

Ese fue el pensamiento principal que invadía la mente de JungKook mientras abría la puerta de su casa, pero quién diría que se vería interrumpido en su momento de autodesprecio por una linda mariposa azul que hace mucho tiempo no veía. Después de no haberla visto durante tanto, se sintió algo aturdido por la sorpresa al ver el revolotear del insecto.

-¿Qué? ¿Viniste a burlarte de mi desgracia? -dijo burlón a la mariposita.

En realidad, no había hecho la pregunta con el fin de que la respondieran, pero esa lepidoptera dió un revoloteo más notorio cuando escuchó la pregunta, casi pareciendo que le estaba diciendo un claro y burlón "sí".

Entrecerró sus ojos a la mariposita, -Pues bien, síguete burlando, no me importa -después le enseño la lengua, también burlándose del animalito.

La mariposa azul revoloteo en su lugar durante unos segundos más antes de marcharse con un vasto y potente revoloteo, como si le molestará que sus burlas no hayan tenido algún efecto en el hombre y, justamente por este tipo de reacción "infantil" del insecto, JungKook rodo los ojos con diversión, sin poder creer que una mariposa vino a "burlarse" de él y sus desgracias.

Al poco tiempo de esta pequeña interacción, la diversión ya tuvo oportunidad de seguir presente cuando se volvió para seguir con su labor de abrir la puerta; giró la llave y con un suspiro entro a su casa.

Su casa esta vez no estaba sumergida en la oscuridad, habiendo una que otra luz prendida para iluminar el lugar y que no parezca tan fúnebre. Dió una mirada general, encontrándose con los desordenados zapatos de su hijo en el suelo, un mandil escolar en en la parte baja del perchero caoba que estaba prácticamente a su lado y en la sala pudo apreciar que se encontraba ese abrigo beige que TaeHyung solía llevar casi siempre.

TaeHyung...

Volvió a suspirar. Su corazón se sentía apretado cada vez que pensaba en ese hombre de cabello rubio... Y como no estar así cuando se sentía tan culpable de sucesos de hace nueve años que apenas se volvió a enterar.

Abatido pero sin dejarlo ver en su apariencia, se dirigió al lugar en donde escuchaba que había movimiento: la cocina. Claramente el sonido de sus zapatos resonó con fuerza en el piso de madera de su casa, sin embargo, TaeHyung aún así dió un saltito del susto cuando se percató de la presencia de su jefe, quién estaba apoyado en la pared de entrada de la cocina, viéndolo fijamente.

Lo curioso era que esta vez no sintió que la presencia de su jefe fuera imponente y casi difícil de respirar a su alrededor, no, esta vez sintió su presencia tan suave... Tan triste que le fue inevitable al corazón de TaeHyung no acelerarse, esperando lo peor de esa mirada azabache que brillaba con la tristeza y... Con algún otro sentimiento pintado en sus ojos. El ambiente se sentía demasiado tranquilo pero a la vez muy espeso, como una calma antes de una tormenta arrasadora.

Dejó de acomodar los platos secos en el estante y justo cuando iba a hablar, fue interrumpido por su jefe con una pregunta que no esperaba en estos momentos y... Menos de él.

-¿Cómo estás? -su tono fue tranquilo, suave.

TaeHyung quedó perplejo ante la pregunta, quieto en su lugar sin saber muy bien que responder. Sus ojos se enrojecieron al instante, por lo cual decidió bajar su mirada mientras se apoyaba contra el mueble que tenía detrás de él.

Estuvieron unos momentos en silencio, uno esperando pacientemente y el otro sin saber muy bien qué responder. No quería mentirle, pero tampoco quería decirle que estaba bien porque, seguramente, se vería poco creíble aunque dijera que se encontraba de maravilla.

¡Papá! ||| KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora