¡Papá! ||| KookTae

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—Definitivamente no eres el favorito de Dios, TaeTae. — el mencionado hizo un puchero ante eso —Es que no te puedo creer que estés cuidando al hijo de la mujer por la cual te dejo tu ex.

Después de que JiMin y su pareja llegarán por él al hogar de Jeon, el pelirosa le había dicho a su novio —a petición del niñero— que fuera directo a la casa del rubio, ya que, de algún modo u otro, ya era bastante tarde y seguramente estaba cansado. Pero al llegar al departamento de TaeHyung, Park le dijo a su novio que se iba a quedar un ratito con su mejor amigo para hablar con él, éste acepto sin ningún problema y se despidió de ambos amigos con una sonrisa.

JiMin lo interrogó intensamente apenas cruzaron la puerta y fue cerrada la misma, incluso casi regaña al rubio por trabajar con el mismo hombre que le rompió el corazón hace casi una década, sin embargo decidió calmarse y dejar que su mejor amigo le explicará a lujo de detalle la situación. TaeHyung no se negó a contarle, es más, hasta le dió un bote de helado para que se pusiera más cómodo mientras escuchaba como relataba su mala suerte y como lo odiaba el universo.

Había llorado bastante en el proceso, tanto que JiMin tuvo que levantarse del sofá para ir a calmar a su mejor amigo, dándole mimos y pequeñas caricias en su sedoso cabello rubio.

—E-Eso ni siquiera es lo peor... —sorbio su naricita y se alejó del cuello del bajito, en donde había tenido su cabecita escondida gracias al llanto. —JungKook no me recuerda, JiMin, no me recuerda. —sollozó con un poco más de fuerza que las anteriores veces.

El pelirosa frunció el ceño al escuchar eso. —¿Cómo que no te recuerda?

—No... No lo hace. —relamió sus labios, intentando calmarse —¿Te acuerdas el reloj plateado que le di a JungKook en nuestro aniversario? —JiMin asintió —Bueno pues, JungKook siempre lleva ese reloj, y la verdad no le había puesto atención hasta el día de hoy que le pregunte si tenía un significado o algo... Me respondió que sí, que tenía un significado muy especial porque su primer amor se lo había regalado en su primer aniversario, también me dijo que lo conservaba porque nunca lo había dejado de amar y sepa que tanto.

—Espera, con lo que me dices parece que si te recuerda, ¿Por qué dices que no lo hace? —preguntó confundido.

—Aparte de todo eso me dijo que no recordaba ni su nombre, ni su rostro... Así que, no me recuerda. —lo último lo dijo en un tono tan bajo, que si JiMin no estuviera sentando a su lado no lo habría escuchado.

TaeHyung tomó una gran bocanada de aire para poder relajarse y no volver a llorar, pero le estaba pareciendo demasiado difícil lograrlo. Nunca en su vida pensó en volver a ver a JungKook, ni siquiera cuando tuvo esa reunión de ex alumnos hace menos de cuatro años, en serio pensaba que el destino ya se había encargado de que él no volviera a parecer en su vida, pero no; el destino lo odia, y casualmente lo llevo a ciegas a trabajar con el mismo hombre que le hizo trizas el corazón.

Se levantó de golpe, asustando a su mejor amigo, le sonrió de manera débil y se fue a paso rápido hacia el baño, dejando al bajito con las palabras en la boca. Apenas la puerta se cerró tras su espalda, se deslizó lentamente por la madera hasta llegar al frío azulejo, llevo sus rodillas hacia su pecho y escondió su carita entre en medio de ellas, dejando salir de manera silenciosa las lágrimas que había estado tratando de retener.

Tal vez estaba exagero o tal vez no lo hacía, posiblemente era el dolor de su corazón quebrantado de hace años haciendo presencia después de tanto tiempo, o también podría ser la frustración en estado puro de darse cuenta que jamás supero totalmente a su primer amor; no lo sabía, pero lo único que podía asegurar en ese momento era que el dolor que se acentuaba en el centro de su pecho, era real. Nunca había recibido una puñalada en su corazón, por lo cual no podía saber cómo se sentía a ciencia cierta, pero podía decir que sentía los recuerdos como si fueran una filosa y brillante daga clavándose lentamente en lo más profundo de su corazón.