| | | 23 pt. 1| | |

8.6K 933 235
                                    

Sin darse cuenta, ya había transcurrido un mes y medio.

Un mes y medio en donde ya no había vuelto a saber de TaeHyung, ni nada relacionado a él. Gracias a esto, tuvo que arreglárselas para poder adaptar su vida al nuevo ritmo que lo había golpeado de un día para otro; ahora su rutina consistía en levantarse a las seis y media de la mañana, darle un desayuno ligero a su hijo, llevarlo a su escuela para poder ir él a su propio trabajo y después ir por SooBin para quedarse todo el día en el oficina, ya que no tenía con quién dejar a su pequeño hijo.

Bueno, si que podía encontrar a alguien que quisiera cuidar a su hijo, no es que fuera difícil ir y buscar de nuevo la página de niñeras en donde todo comenzó pero, ¿él confiando a su hijo a alguien más sin tener crisis de preocupación? Ni para pensarlo, ni siquiera podría. De hecho, fue todo un milagro —o intento desesperado de llevar un mejor ritmo de vida, quién sabe— que haya podido confiar en otra persona, que no fuera él, para cuidar a su hijo.

Así que dicho esto, era por sus propias preocupaciones, que se veía incapaz de, por el momento, de dejar a SooBin en otras manos.

Ahora, después de este mes y medio mencionado, era sábado por la mañana y estaba despierto ha altas horas mañaneras por su ya ineficiente habilidad para tener un descanso decente. Eran cerca de las nueve de la mañana, incluso su hijo debería estar en el séptimo sueño, tal vez soñando con un mundo de caramelo en donde Bob esponja era su preciado mejor amigo.

Ante este repentino pensamiento JungKook soltó una risita, sin dejar que durara mucho gracias a la punzada en su cabeza que lo atacó, suspiró mientras negaba con su cabeza y movio la cuchara en círculos en el té de manzanilla que hace unos pocos minutos se preparó. Estaba solo en su cocina, sintiendo demasiado presente el silencio que llenaba su casa, lo que le dió la bienvenida a sus caóticos pensamientos.

Y es que, si alguien le hubiera dicho a JungKook que su primera relación, de hace nueve años, iba a volver y poner su mundo de cabeza, muy probablemente no le creiría. Digo, en serio, muy en serio, ¿a cuántas personas en el mundo les toca que su primer amor vuelva a sus vidas?

Y no, no estaba echándole culpas a nadie, mucho menos a TaeHyung, es solo que... Era tan irreal pensar que su pasado de hace nueve años lo estaría esperando en el presente.

—Fui tan idiota... —ante el pensamiento solto una risita lastimera, volviendo a beber de su té al sentir la punzada en su cabeza.

Su mirada perdida viajo sin querer por toda la habitación topandose directamente con un nuevo dibujo de SooBin que ocupaba el lugar más alto de su refrigerador con unos bonitos stickers de coronas y corazones sosteniendolo por los lados; una suave sonrisa se formó en sus labios al ver esa obra digna de ser arte, o al menos para sus ojos como padre. El dibujo tenía de protagonistas a un bonito y extravagante conejo grande junto a un conejito más chiquito  rodeados por un corazón; según palabras de SooBin, ambos conejos los representaban.

No podría olvidar lo bonito que sintió en el corazón cuando su pequeño hijo se acercó a él mientras estaban en la oficina, lleno de nervios, para darle ese dibujo bajo la premisa de:

Para que papi este feliz.

Su corazón latía de ternura cada vez que recordaba eso, en serio.

Sin embargo, también le dolía.

Saber que su hijo estaba consciente de que su padre no la estaba pasando bien le rompía el corazón de mil maneras diferentes. Recuerda que, YoonGi en algún momento se lo había advertido, diciéndole que era demasiado obvio su mal estado como para que SooBin no pudiera notarlo, y él en verdad no quería ser una preocupación para su hijo.

¡Papá! ||| KookTaeWhere stories live. Discover now