II

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No pero por qué se adelantó el ciclo de celo. Me empezaba a doler la cabeza sentía mi cuerpo arder levanté mi mirada y observé a Mei, sus ojos son muy hermosos, pero había una profunda tristeza en ellos.

— Alfa no me siento bien.

— Yuzu, Yuzu, qué té sucede. Advertí al chófer que llegara rápido a casa, cuando llegamos agarre a yuzu y llamé a Himeko era la persona que más conocía sobre mí, le dije que no quería a nadie en la mansión. Con la pequeña Omega en mis brazos, estaba de camino a mi habitación, busque entre el pequeño botiquín que tenía, una inyección, que le puse a yuzu eso debería ayudarla a estabilizar sus feromonas.

Había transcurrido una hora aproximadamente, yuzu estaba despertando cuando empezó a buscar con su mirada algo y al parecer cuando se fijó que estaba ahí solo se limitó a mirarme sin decir una sola palabra.

— Yuzu, quiero que estés tranquila te administre un medicamento que te cedo mientras hacía que tus feromonas se estabilicen.

— Muchas gracias señorita. Siento que pasara esto.

— Bienvenida a tu nueva casa, te diré algunas cosas que tienes que saber, tú ahora también eres  dueña de todo lo que poseo, siéntete libre de dar órdenes, solo quiero que seas feliz, pero tienes prohíbo salir de esta mansión tu límite será el jardín a menos que tenga que presentarte en algún evento, eres mía me perteneces.

Me enojaba sus palabras “ Qué seas
feliz ” acaba de comprarme, yo era más que feliz con mi familia y amigos, me levanté de la cama acercándome a ella para lanzarle una cachetada, para luego agarrarla de la camisa sin dejar de mirarla.

— Acaso estás loca, hablas de felicidad, de seguro no sabes lo qué es, tú al igual que otros alfas solo nos ven como cosas que pueden usar cuando les plazca y luego desecharlas, si en verdad quieres que sea feliz dejame irme a mi casa maldita loca — estaba por lanzarle otra cachetada cuando ella me sujeta del brazo, me jala hasta la cama dejándome caer y antes de que pudiera reaccionar ella estaba encima mío mirandome.

— Sabes que podría haberte follado, así   no estuvieras de acuerdo pero no lo hice, en serio quieres portarte mal yuzu.

Estaba enojada, tenía que enseñarle quien manda pero antes de que pudiera hacer algo ella me dió un beso el cual me confundió, correspondi el beso de mi omega, me tranquilice, luego ella detuvo el beso para mirarme.

— Tengo mucho miedo, por favor déjame volver a mi casa, no quiero estar aquí.

— Yuzu eres mía, no tengas miedo por qué nadie en este mundo se atrevería hacerte daño, te cuidare hasta con mi propia vida, espere tanto por ti.

No entendía ni una palabra pero creo que tendré que aferrarme a la idea de que algún día tendré una oportunidad de escapar de aquí, solo tengo que seguirle el juego a esta loca.

— Por cierto no te mencioné cuál es mi nombre, Mei Aihara, quédate a mi lado y nunca te faltara nada.

— Está bien Mei me quedaré junto a ti.

No podía, no podía dormir con todo lo que está pasando Mei está durmiendo al lado mío, agarrando mi cintura con su brazo, cada vez que me intento alejar ella me vuelve a pegar a su cuerpo y sus labios dicen la misma frase
" Quédate junto a mí "
Al final el cansancio pudo más y terminé sediendo a la calidez del cuerpo de Mei.

Al día siguiente por la mañana.

Cuando me levanté Mei no estaba a mi lado, yo comencé a sentir curiosidad así que investigue un poco más la habitación, todo era impresionante hasta que llegue a una puerta y cuando la abrí era un closet lleno de ropa había dos secciones en el primero había un letrero que decía Mei, y en el otro decía yuzu, esto es cada vez más extraño por qué Mei tendría ropa para mí como si supiera que yo vendría.

Pero eso no importa tengo un plan, hacer lo que Mei me diga y ganarme su confianza luego a la más mínima oportunidad me iré tan lejos que no volverá a saber de mí.

Pasé toda la mañana en la habitación leyendo uno de los libros de Mei escogí uno de los mucho que había un poco de misterio no vendría mal, así que me dispuse a distraer mi mente con el libro del autor Blue Jeans “ La chica
invisible ”  cada página provocaba una teoría sobre quién es el asesino de Aurora, estaba tan concentrada que no escuché cuando Mei entro a la habitación.

— Me han informado que no has bajado a desayunar así que vas almorzar conmigo, luego puedes seguir leyendo.

Sonreí para Mei, aunque por dentro solo quería insultarla, deje el libro en la mesita de noche y salí junto a Mei, está casa era enorme, cuando llegamos al comedor me sorprendí por la cantidad de comida que había, me puse a comer mientras Mei hablaba con una señora de unos 55 años que al parecer era la  cocinera.

— Oye Mei puedo hacerte una pregunta.

La señora al escucharme hablar pasó a retirarse.

— Dime yuzu.

— Cuando dijiste anoche que todo lo tuyo es mío estabas diciendo la verdad ?

— Así es, eres mía y por ende todo lo poco que tengo te pertenece, yo estoy casi todo el día fuera pero vendré hacerte compañía a veces.

— Entiendo, seré una buena compañía.








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