XIII

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 Estaban a oscuras en la avenida Valencia, mirando el letrero de letras doradas sobre mármol negro: ESTUDIOS DE GRABACIÓN EL OTRO BARRIO. Debajo, en las puertas de cristal, se leía: ABOGADOS NO, VAGABUNDOS NO, VIVOS NO.

Era casi medianoche, pero el recibidor estaba bien iluminado y lleno de gente. Tras el mostrador de seguridad había un guardia con gafas de sol, porra y aspecto de tipo duro.

Percy se volvió a sus amigos.

"Bien. ¿Recuerdan el plan?"

"¿El plan?" Grover tragó saliva. "Si. Me encanta el plan."

"¿Qué pasa si no funciona?" preguntó Annabeth.

"No piensen en negativo."

"Claro." dijo (t/n). "Vamos a meternos en la tierra de los muertos y no tenemos que pensar en negativo."

Percy sacó las tres perlas de su bolsillo, observándolas. Si algo iba mal, no parecían de mucha ayuda.

(t/n) le puso una mano en el hombro.

"Lo siento, Percy, los nervios me hacen decir cualquier cosa. Pero tienes razón, lo lograremos. Todo saldrá bien." Le dio a Grover un codazo con el brazo derecho y le pegó a Annabeth en el tobillo con el pie izquierdo. "¿Verdad, chicos?"

"¡Oh, claro que sí!" dijo el sátiro, asintiendo con la cabeza. "Hemos llegado hasta aquí. Encontraremos el rayo maestro y salvaremos a tu madre. Ningún problema."

"Si... Exacto." agregó Annabeth aunque no muy segura.

Percy se metió las perlas en el bolsillo.

"Vamos a repartir un poco de leña subterránea."

Entraron en la recepción de EOB.

Una música suave de ascensor salía de altavoces ocultos. La alfombra y las paredes eran gris acero. En las esquinas había cactus como manos esqueléticas. El mobiliario era de cuero negro, y todos los asientos estaban ocupados. Había gente sentada en los sofás, de pie, mirando por las ventanas o esperando el ascensor. Nadie se movía, ni hablaba ni hacía nada. Si los mirabas sin prestar atención los veías a todos bien, pero si te centrabas en uno en particular, parecían transparentes. Se veía a través de sus cuerpos.

El mostrador del guardia de seguridad era bastante alto, así que tenían que mirarlo desde abajo.

Era un hombre alto y elegante, de tez negra, pelo teñido de rubio y corte estilo militar. Llevaba lentes de sol de carey y un traje de seda italiana a juego con su pelo. También lucía una rosa negra en la solapa bajo una tarjeta de identificación. Percy intentó leer su nombre.

"¿Se llama Quirón?"

El hombre se inclinó hacia adelante desde el otro lado del mostrador. En sus lentes Percy sólo veía su reflejo, pero la sonrisa del guardia era dulce y fría, como la de una pitón justo antes de comerte.

"Mira que preciosidad de muchacho tenemos aquí."

Tenía un acento extraño, británico quizá, pero también como si el idioma en el que hablaba no fuera su lengua materna.

"Dime, ¿te parezco un centauro?"

"N-no" respondió Percy.

"Señor" dijo el hombre con suavidad.

"Señor" repitió Percy.

El guardia agarró su tarjeta de identificación con dos dedos y pasó otro bajo las letras.

ᴘᴇʀᴄʏ ᴊᴀᴄᴋsᴏɴ: ʟᴀᴅʀᴏ́ɴWo Geschichten leben. Entdecke jetzt