Tal vez

61 14 6
                                    

Abro mis ojos, estoy en mi casa pero algo se siente distinto.

—Jeremy, la comida se va a enfriar —se escucha la voz de Evelyn a lo lejos.

Confuso salgo del cuarto y puedo ver a Evelyn y Mike poner la mesa mientras hablan entre ellos, ambos me quedan mirando.

—Buenos días, dormilón —me saluda ella—. Tu novio es chistoso.

—¿Novio? —replico confuso.

—Si, él me contó todo. Te dije que te acompañaría en todo, mi niño —dice sonriente.

Ella se me acerca y me abraza como si estuviese orgullosa de mí. Mike solo se queda mirándome con una sonrisa y con sus manos en su bolsillo. No llevaba las gafas ni algo que le cubriese el rostro o su boca, específicamente. Él me guiña y procede a dirigirse a la cocina para servir los platos.

—Tendrá una piel muy rara pero ya sabes lo que dicen, no juzgues un libro por su portada. A parte que se nota tanto que te quiere, qué suertudo eres.

—Sí, lo soy —respondo nervioso—. Dame un minuto.

Camino hacia la cocina mientras ella me queda mirando picarona por la conversación que tendría con Mike. Llego allí y lo primero que noto es que ya esta lavando los platos.

—¿Qué no íbamos a almorzar?

Él me queda mirando.

—¿A caso sigues con hambre, corazón?

—No —respondo cabizbajo, sonrojándome—. Es solo que es todo tan confuso, no sé cómo explicarlo.

Mike se quita los guantes y procede a abrazarme pero no de esos abrazos amistosos en que apoyan su mentón en uno de tus hombros, sino de esos abrazos en que juntas cadera con cadera y hacen contacto visual. Pareciera como si él estuviera a punto de llorar a lo que acaricia mi rostro y mi pelo con suavidad, sin dejar de derramar lágrimas.

—Estás muriendo, Jeremy y nadie puede hacer algo al respecto.

Me congelé, no sabía qué podría decir. No puede estar pasando esto, es imposible.

—Solo soy una memoria en tu cabeza con deseos que te habría encantado que sucedieran.

Tal vez si le hubiera dicho antes y no me hubiera preparado tanto para decirle cómo me siento en un día tan específico pero no es mi culpa, debería estar quejándome y decir "si tan solo hubiera aprovechado las oportunidades que tuve antes de arruinar una amistad de seguro por una verdadera buena relación en mi vida al menos habría muerto sabiendo que lo intenté" pero igual sería mentira. Habría muerto y estaría quejándome de todas formas, no sirve de nada.
La muerte es tan impredecible, de por sí vivir es algo tan impredecible y aleatorio, nunca sabes si algo pudiese arruinar tus planes o simplemente que todo salga acorde a como uno tanto anhelaba. La vida no es justa y una prueba de ello es saber hayan posibilidades casi nulas de saber que, por lo menos como mínimo de todo esto, Mike sentía lo mismo.

En cuanto pestañeo ya no era mi conciencia en donde me encontraba, eso ya había tenido su momento y al parecer mi cuerpo ya no aguanta más después de todo. Veo lo que parecía ser yo en una camilla, postrado y con mi cabeza casi del todo envuelta viendo cómo poco a poco mi pulso va bajando pero lo que quedaba de mí no estaba del todo a solas, él estaba allí. No podía llorar, solo mantener un rostro frío, casi insensible pero por cómo tiritan sus manos en realidad solo pretende dureza para evitar llorar.

—Perdón por romper mi promesa, esto es mi culpa —susurra—. Si supieras toda la verdad lo negarías pero no, yo sabía en lo que tú te estabas metiendo y debí impedirlo.

Él empezó por tomar mi mano, sabiendo que tan solo me quedaban segundos.

—Por favor... por favor, por favor —repetía derramando lágrimas— dame la oportunidad de decirte lo que no pude hacer en un futuro, Jeremy Fitzgerald. Eras un rayos de luz en mi corazón, no puedo tener tanta mala suerte en esta vida.

En un intento de desesperación por intentar darle una señal me dirijo rápidamente a mi cuerpo, me rechaza constantemente el tacto pero de todas formas persisto.

—Ahora no me falles estúpido cuerpo —reclamo entre sollozos desesperado— ¡Te daré todas las oportunidades que quieras! Solo dame un segundo.

Sé que no me puede escuchar pero mi desesperación no logra controlarse.

—¡Cuerpo de mierda ten algo de utilidad para la persona que me gusta!

Dicho esto al segundo logro concentrarme entre la desesperación y mis sentimientos por controlar un poco mis dedos y mano, la misma mano que él sostiene. Él se espanta por un segundo pero al instante cambia su rostro con satisfacción y una leve sonrisa que no tardó en desvanecerse al momento en que mis latidos se detienen finalmente, un equipo médico entra rápidamente a la sala para quitarlo del cuarto para intentar reanimarme pero para ese entonces ya era tarde.

Mi papá intenta consolar a mi madre junto a mis amigos, entre ellos Evelyn, todos estaban alterados por lo que sucedía. Aún así al ver que Mike se iba la única persona que se acerca a él es mi mejor amiga, alcanzándolo a la salida del hospital.

—¡Espera!

Él se detiene y ella se aterra un poco por su mirada fría.

—Evelyn, ¿verdad?

—Así es —responde un tanto orgullosa—. Mira... ¿necesitas un poco de compañía? Porque te sacaron de golpe para visitarlo, su madre está feliz que haya conseguido un amigo en su trabajo y pareces un tanto afectado ahora por más que lo intentes disimular.

Ella señala sus manos a lo que él se percata que las tiene tiritando.

—No es nada —responde tembloroso—, s-solo necesito descansar.

Evelyn se abalanza a abrazarlo, él no lo corresponde pero tampoco la aleja, lo que hace que rompa en llanto allí mismo.

—Siento que mi vida ya va en solo tragedias cada vez que estimo a alguien —comenta estando ya más tranquilo.

—No fue tu culpa, yo estuve allí también y fuiste el más valiente al ir corriendo para intentar impedir el desastre.

Aunque las palabras no fueran lo suficientemente reconfortantes en ese momento el padre y la madre se acercan a ellos, justo para también salir del hospital. Papá les contó la noticia como pudo, nunca vi a tantas personas tan devastadas por una noticia así. Desde Evelyn cayendo al piso y siendo consolada por quien habría sido la próxima pareja en mi vida hasta el llanto de mi padre, sin lograr reprimirlo después de una larga vida de no mostrar emociones. Algo me alegraba saber después de todo lo que pude vivir era amado pero me daba pena que al mismo tiempo tuviera la sensación que no compartí lo suficiente con ellos para decirles la gran cantidad de amor que tengo hacia ellos.
No puedo resignarme a los tal vez, a los peros que no conducen más que a la ira y desesperación por algo que no podré volver a tener.

Me dirijo por última vez hacia mi cuerpo, allí veo a los médicos cubriendo mi rostro con la sábana y anotando la fecha y hora exacta de mi muerte junto a las causas. No presté tanta atención a aquello, solo al cuerpo que alguna vez pudo sentir el viento acariciar mi piel y cabello, darme el poder de sentir con el tacto la cercanía física de las personas que amo, el poder degustar de sabores agradables pero unos labios que no pude darles una última función como yo quería que fuesen. Mi alma vaga hasta llegar al lugar exacto de mi muerte y puedo sentir que no era el único allí, habían más con yo. Habían energías inexplicablemente pesadas y con un mal presentimiento mientras que otras daban ese escalofrío de una enorme melancolía y pena mal tratada con los años. Nunca los pude ver ni sentir antes, pero ahora que me encuentro entre ellos supe que tal vez podría hacer algo por Mike.

Si Michael no pudo protegerme, tal vez yo sí podría protegerlo a él.

Detrás de las cicatricesWhere stories live. Discover now