Besos Artificiales

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- ¡¿No quiero tener 21?! - grito contra la almohada.

En verdad pensaba que se olvidarían de lo que había dicho, y sí, lo hicieron pero mis amigas no. Ellas habían estado muy tranquilas este último año. Sin embargo; todo era parte de su estrategia para llevarme a la tradicional fiesta de año nuevo en la casa de Arnold. Si, en la de un chico del salón con habilidades sociales demasiado buenas. Las suficientes para no poder negarse a su invitación directa.

Doy golpes a la almohada y por un momento quiero regresar cuatro días atrás cuando tenía solo 20 años.

Me detengo cuando la puerta se abre de repente dejando ver a mi madre.

-Ya llegaron a buscarte - informa - no demores - completa cerrando de nuevo la habitación.

Las ganas de golpear la almohada se van y no me queda más que afrontar mi situación actual. Ir a una fiesta.

Salgo de casa luego de despedirme de mis padres y subo al carro donde ya estan ambas chicas esperando. Todo a salido a favor de ellas, aunque traté de poner excusas, mi conciencia terminó defraudandome. Podría odiar las reuniones de esta índole pero nunca olvidaba las cosas que prometía.

Mis padre me dejaron ir a esta fiesta con ciertas condiciones que entendía. Darles la dirección, el número de celular y la placa del auto de la hermana de Maggie así como la del organizador de la fiesta.

- Llegamos – señala Belén, la hermana de Maggie, al estacionarse.

Ve por la ventana del auto y una zona de casas grandes y con portones aparece. En este lugar las personas con dinero no eran quienes poseían casas con demasiados niveles sino quienes tenían grandes espacios al aire libre y unos jardines exteriores bien cuidados.

-Gracias hermanita, te quiero – Le tira un beso al aire a su hermana antes de salir.

Denise y yo le agradecimos para luego salir del auto siguiendo a Mags.

-Antes que se vayan – llama la atención de nosotras tres y se acerca a la ventana del copiloto – estaré a la una aquí esperando, no lleguen después de la una y media ¿entendido? – las tres asentimos y nos despedimos.

El auto desaparece y una corriente de aire frío pasa, hubiese traído una sudadera y unos pantalones de polar pero no cumplía con los requisitos, ser ropa de fiesta y el más importante, ser de color blanco.

Antes de congelarnos nos acercamos a la entrada.

Denise toca el timbre y después de varias insistencias, la puerta se abre dando paso a Arnold. Él luce una camisa blanca a medio desabotonar, unos jeans pegados, unos zapatos de vestir perfectamente blancos y uno de esos peinados que no los mueve ni un huracán. Se vestía bien para despedir el año.

Me percaté  que lleva un vaso en su mano, sus ojos reflejaban el alcohol en su sangre y  su sudor resaltaba su silueta en aquella ropa. No me suelo fijar demasiado en el aspecto físico de las personas pero es ropa blanca mojada, sólo alguien ciego no se percataría.

-Hola chicas. Bienvenidas, pasen – habla sonriendo fiel a su estilo.

No nos reconoce, al instante. Genial.

Las tres nos disponemos a pasar por un costado, me acerco a la puerta que Arnold detiene y me detengo al verlo frente a mí.

-Selisha ¿eres tú? – pregunta acercando su rostro a lo que me inclino hacia atrás levemente y asiento - ¡Pensé que no vendrías! – se acerca y me abraza efusivamente como si fuéramos grandes amigos. Demonios esta sudando.

El abrazo me impide respirar por unos segundos que aguanto para no alejarlo. Le palmeo la espalda unas cuantas veces hasta que se separa.

-Pues aquí estoy – respondo sin más.

¿Qué se hace a los 21? [En Proceso]Where stories live. Discover now