Grandes batallas y mejores soldados

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"Se vive, ¿Qué más piensas hacer?" Respondió Maggie como si aquello fuera una verdad indiscutible.
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Cuando leía la obra de Dante Alighieri, nunca pensé que fuera tan difícil pasar por el purgatorio. Cada pecado y los castigos no parecían un reto para mí. Eso era lo que pensaba cuando leí La Divina Comedia para un trabajo en la escuela. Hasta en mi informe habia escrito al respecto. Pero esa idea cambió con el viaje a Elsevier.

Los castigos divinos si que son verdaderamente horribles - si la divinidad es real -. Pasar esta semana en familia sólo me hizo rememorar las cosas que había hecho a sus espaldas y la culpa se hizo peor. Si, puede sonar exagerado, dramático porque para cualquier persona no sería grave mentir en pequeñas cosas que no terminaban afectando tu vida. Sin embargo, para mí, que nunca había sido capaz de soltarle una mentira a sus padres, era la cosa más espantosa.

Verlos tan felices y alegres en ese paseo, aumentó ese sentimiento de culpabilidad en mi interior. Consecuencia de haber cometido el pecado de mentir. No es que sea apegada a la religión; sin embargo, me era difícil no pensar que esto se trataba de un castigo divino.

Aunque no revelé mi accionar, terminé expresandolo fisicamente. Lo tuve que ocultar con algo llamado mal de altura. Probé un tipo de té, me dieron caramelos, me medicaron, no salí en una de las oportunidades pero no se me iba el llamado "malestar". Llegué hasta devolver el desayuno una mañana.

- Hija te ves...

- Buahh - salio de mi boca lo que acabamos de comer.

- Sería mejor si te... - mi hermano me miró con asco, muy propio de él hablar en mi peor momento.

- Buahhh - otro poco del desayuno salio de mi boca.

Jhon se acercó y palmeo mi espalda mientras yo pedía que no haya tercera.

- No sirves para esto Sely - murmuró Jhon y me lo imaginé negando.

Gire mi cabeza hasta dar con sus ojos, unos cabellos se me pegaron en la barbilla por el vomito.

- Tienes razón - respondo en un susurro - Buahhhh.. - bote lo último en mi estómago.

Cuando regresamos, me sentí verdaderamente decidida a no aportar más actitudes desventajosas en mi vida escolar y familiar. - Demasiado segura sonaba - Iba a hablar con las chicas en la universidad y decirles cómo me sentía al respecto, seguro me entenderían. Si, un gramo de sinceridad es lo que ahora necesito. Además, era temporada de clase, los trágicos meses de estrés venían como un tsunami; retrocediendo para tomar impulso y luego arrasar con los univeritarios.

Respiro antes de ingresar al salón, siempre somos los mismos sólo con unos cuantos menos o más que repiten. - Pobres cositas - Pero es parte de esto, como un control de plagas, ni muchos ni muy pocos.

-Selisha, estamos acá - alza la voz Maggie con Denise a un lado

Las veo no muy convencida de que sentarme cerca a ambas chicas ayudara a concentrarme, pero lo hago. - ya empezamos rompiendo reglas, Selisha - Ellas también estaran igual de ocupadas - Eso, excusa a tu alter ego de tomar el control.

-Hola ¿Cómo la pasaron? - preguntó acomodandome en mi lugar.

-Bien, un poco aburrido porque no pude verlas - hace una mueca de pena Maggie.

-¿Tú que tal Denise?

-Horrible, no tienes idea de lo que es ir a un viaje de trabajo. Parecía un adorno ahí encerrado en el hotel - se queja - ¿Y tú?

-Fuimos de viaje familiar, pero termine con mal de altura - no detallo más porque hasta los recuerdos dan nauseas.

Ahora recuerdo la razón por la cual me declaré alguien de casa.

¿Qué se hace a los 21? [En Proceso]Where stories live. Discover now