Sal de ahi que te atrapan

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El tiempo que estuve en casa, lo pasé dignamente estudiando, leyendo y viendo alguna que otra película japonesa. Me había vuelto adicta a estas por sus hermosos paisajes a tal punto que ya había visto cinco películas en dos semanas.

Estaba aprovechando mi tiempo en casa, no había salido desde la "pijamada", solo hablado con mis amigas. Ya comenzaba a acostumbrarme a como era mi vida viendo el exterior desde mi ventana y concentrándome solo en mis estudios. Bueno, eso pensé hasta este día.

Las cosas no estan saliendo bien, habia iniciado el día con una caida de la cama, el agua de la ducha habia salido fria y si no fuera lo suficientemente mal, habia roto una taza en el desayuno. Me sentia sofocada pensando en que otra cosa podria arruinar y tenia razón. Cerré la tapa de la laptop al ver que no prendía, me saqué los lentes y froté mis cansados ojos buscando relajarme.

No estaba funcionando.

Me levanté de la silla y la acomodé mecánicamente en su lugar.

Aun sujetaba el espaldar de esta cuando miré hacia la calle. No muchas personas pasaban por ser área de poco movimiento. Me preguntaba lo ciega que era para no darme cuenta que sólo con salir de la puerta hacia fuera se respiraba tranquilidad. - Eso necesitaba - Regresé la mirada a mi habitación, con detenimiento y observé cada detalle, nada ahí me relajaba. No podía acercarme a la cama si no optaba por dormir, no podía acercarme al baño si no era para una ducha rápida, no podía acercarme al escritorio si no tenía que estudiar. - ¿Qué hace la gente cuando quiere descansar o relajarse y no, no habló de dormir? - En ese momento no quería hacer nada - ¿Como se hace? ¿Dónde se supone que haces nada? - Y mi vista viajo a la ventana de nuevo, ese era el punto. Ansiaba estar afuera como si necesitara salir para vivir, ansiaba sólo ir y hacer nada no acá, afuera de mi cuarto, sino afuera de esta realidad que me apresaba.

Escenarios variados pasaron por mi mente.

Tomar las llaves y caminar hacia la puerta por impulso. Llegar la entrada y escuchar un "¿A dónde vas de mi madre?" para decirle "Por ahí". Quería salir sin darle explicaciones al mundo. Quise estar afuera sin necesidad de estar pendiente a cada mensaje o llamada de mis padres buscando explicaciones. Por primera vez me sentí encarcelada, secuestrada, aunque no lo era. ¿Esclava de qué? ¿De mis padres? ¿de mis propias leyes? ¿Qué me impedía salir?

Era frustrante, todo en mi cabeza era frustrante. Las ganas de ir afuera y los impedimentos invisibles que no conocía o fingía desconocer.

Cuando me di cuenta, ya no me hallaba a lado de la ventana, estaba al centro de aquel cuarto. Había caminado sin que mi mente lo supiera, solo mis pasos guiando. El alrededor se agrandaba y yo me achicaba. Se sentía tan abrumador estar aquí. No quería estar aquí.

Dos golpes en la puerta me hicieron voltear la cabeza. Esta se abrió con un sonido que me pareció demasiado molesto a pesar de que siempre lo hizo. ¿Por qué abrir mi cuarto? ¿Por qué no esperaban a que yo lo hiciera? ¿Por qué me fastidia que lo hagan ahora? El rostro de mi hermano se asomó como quien hace tiempo para asegurarse de no interrumpir algo. Cuando se aseguró que no había impedimento de entrar, abrió con confianza la puerta y entro sin cerrarla, solo sujetándola.

-¿Qué haces parada ahí? - pregunto con una mirada confundido al verme

Me heché un vistazo y uno breve a mi alrededor

-Pensaba - respondí algo misteriosa

-¿Qué has hecho? - me miró John, mi hermano, con los ojos entrecerrados.

-¿Por qué piensas que he hecho algo? - cuestione con el ceño fruncido.

-Sólo, parece que no sabes que hacer- señaló - Como cuando tiras un plato y no sabes que hacer con los vidrios que te quedas parada solo viéndolos - me dice y sus palabras no pueden sentirse más correctas.

¿Qué se hace a los 21? [En Proceso]Where stories live. Discover now