Mentira Sobre Mentira

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Las mentiras que he pronunciado frente a mi familia las puedo contar con los dedos de una mano. En la escuela mentí sobre ser el primer puesto por miedo a decepcionarlos con un horrendo segundo lugar. El resto fueron este año, donde estoy batiendo muchos récords. Lástima que no haya un premio por ello.

- ¿Mamá? - volteo a verla, frunzo el ceño.

¿Qué hace afuera?

El viento se cuela bajo la ropa que llevo.

- Hija - dice - estaba preocupada - toma su chompa y la cruza sobre su barriga.

- Lo siento - digo ni bien acaba de hablar, lamento mentir - demoré al comprarme una galleta de camino - una costosa galleta, ¿cuál valdrá lo mismo que un taxi a la casa de este chico?

¿Me habrá visto embarcar al deconocido en un carro? No demoraría en decírmelo si fuese el caso.

- ¿y la galleta? - pregunta y me relajó al no escucharla preguntar por algún chico, sus ojos me dan una mirada.

Por favor no detalles en la ropa, por favor. Deja de buscar errores o incongruencias, no es normal que siempre lo hagas. No con alguien de 21 años.

- Me la comí- respondo con rapidez y levanto las manos vacías - no aguante el hambre y me la comí  - prosigo y avanzo hacia ella - hablando de comida, aún tengo hambre, ¿ya cenaron?

- Nn-o, todavía. - ella me observa aún extrañada - estábamos esperándote.

Sé que ya vio algo diferente en mi, sabe que es la polera, sé que es la polera. ¿Cuánto se tardará en preguntar?

- Vamos -murmura y comienza a avanzar unos pasos delate de mi.

Voltea casualmente en pocas ocasiones y mientras toma la llave de casa hace la pregunta más casual que ella puede armar.

- ¿y esa polerita? - su tono es algo agudo.

Es el mismo tono que usó cuando llegué con un globo de la escuela o cuando me demoré unos minutos más en llegar. Aquel tono donde cree que me estoy involucrando sentimentalmente con alguna persona a espaldas de ella.

- ¿Ah esta? - tomo la prenda del borde y la observo unos minutos.

Debí arrojarsela al taxi o tirarla en alguna basusero antes de ser encontrada por mi madre. Lo bueno es que tiene solo manchas dispersas en la parte delantera como un cuadro abstracto y no es de algún bando político o religioso.

- Es de Jonathan - le digo, perdóname por mentir y usarte querido socio - Me la dio por el frío.

Arruga su frente pero no responde.

- Es el chico con el que me toca investigar lo de la fiesta ¿recuerdas?- agrego para ubircarla en espacio tiempo.

Sus entrecejo se relaja y aunque no parece que las dudas estés del todo resueltas, parece suficiente por ahora.

-Oh, el muchacho de los sábados - recuerda mientras gira la llave -  Entra hija - dice dándome el paso.

Ingreso con rapidez y antes de ir a la mesa, observo a mi madre tras mío demorarse y me desvío para dejar la casaca lejos de toda mi familia. Entro a mi cuarto, jalo la caja bajo mi cama y la lanzó ahí.

Después de ver a mi madre invadiendo mi cuarto, tuve que crear un lugar secreto bajo mi cama. Que, aunque no es tan secreto, sirve temporalmente hasta que encuentre una caja fuerte o... algo más.

En la cena, mi madre no menciona la polera. Pero eso no evita que me sienta observada, incómoda y hasta algo presionada. Ya que luego de lo de hoy, una salida algo tardada e imprevista, las dudas se transformarán en más control.

¿Qué se hace a los 21? [En Proceso]Where stories live. Discover now