Capítulo 9

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Era la mañana del domingo, mi madre, Katherine y yo salíamos de nuestra casa para ir a la iglesia. Durante el camino, les conté sobre el día de ayer en el parque de diversiones, mamá también nos contaba sus anécdotas de cuando era joven e iba con sus amigos a ese maravilloso lugar.

Finalmente, llegamos a la Iglesia, saludamos a todos y la prédica dio comienzo, el tema de hoy era sobre la adversidad, mi madre estaba concentraba mientras tomaba apuntes importantes en su libreta. 

Mientras la prédica transcurría, me percaté de que los tíos de Andy aún no habían llegado, es extraño porque siempre venían los domingos a la Iglesia, de hecho, ahora que lo pienso, cuando veníamos de camino no se veía que alguien estuviera en su casa.

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Dos horas después, la prédica terminó, el Pastor Mark se acercó a nosotras y nos preguntó si sabíamos algo de los Rivers, ya que él los estuvo llamando, pero nadie contestaba, mi madre le dijo que no, que ni tan siquiera los habíamos visto en su casa cuando veníamos, él dijo que los contactaría para ver sí algo les había pasado. Nosotras nos despedimos y volvimos a casa, yo subí a mi habitación para cambiarme, mientras Katherine preparaba el almuerzo.

Mientras estaba en mi habitación, pensé en los Rivers, Dios quiera que no les haya pasado nada malo, ni tan siquiera pareciera que estén en casa, todo se ve muy silencioso, quizás solo andan en una salida familiar.

Yo bajé para almorzar, ya los platos estaban listos en la mesa, mi madre y Katherine me estaban esperando para orar.

Me senté frente a mi madre, tomamos nuestras manos y le agradecimos a Dios por los alimentos.

 El almuerzo se veía delicioso, era un arroz con pollo y una ensalada muy apetecible. 

—Dios Santo, Kate, este arroz está sabroso— Dije mientras la miraba. 

—Gracias, Kristel, Dios me da la habilidad y la inspiración para hacerles estos deliciosos platillos— Contestó sonriéndome.

—Totalmente cierto, hija, no había probado otro arroz con pollo como este— Agregó mi madre. 

En ese momento, recordé que Katherine había estado en tres competencias de cocina cuando estaba en la secundaria, en la primera falló, pero en lugar de sentirse derrotada, ella se aferró a Dios, luego volvió, ganando la segunda y la tercera. 

Yo era una niña en aquel entonces, pero tengo el recuerdo de la última competencia y de la felicidad de mi madre en esos momentos, mamá le oraba a Dios en voz baja durante todo el proceso, hasta que el pastel de fresas hecho por Katherine y su ayudante fue el autentico ganador.

 Ahí fue donde yo comencé a entender lo que es la fe en Dios y la importancia de levantarnos ante una derrota.

 —Oye, Kate, ¿Recuerdas la última competencia de cocina en la secundaria?— Pregunté mirándola.

Mi hermana sonrió y vi un pequeño brillo en sus ojos. 

—Claro que sí, lo recuerdo como si hubiera sido ayer, Adam y yo estábamos muy felices de haber ganado, jamás podré olvidar la felicidad de mamá— Replicó con nostalgia. 

Adam fue el ayudante de Katherine en las dos últimas competencias, era un chico muy educado y amable, nunca más lo volvimos a ver desde que mi hermana salió de la secundaria. 

—Tienes razón, hija, recuerdo que hasta di saltos de felicidad, por cierto... También recuerdo al joven Adam, me pregunto qué habrá sido de él— 

Katherine bajó su mirada, podría reconocer que mi hermana siempre ha tenido sentimientos por Adam, solo que ella nunca quiso aceptarlo, siempre decía que sus estudios y ser profesional eran sus mayores prioridades. 

Cuando Dos Mundos Se Alinean (Novela Cristiana)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz