Capítulo 16

217 20 0
                                    

Hoy es domingo, día de adorar al Señor. 

Íbamos de camino a la Iglesia en el auto de papá, él iba a volver nuevamente a la Casa de Dios con nosotras, pero, por algún motivo, él sentía que no lo iban a recibir bien, papá siente mucha vergüenza por lo que había pasado entre él y mi madre, de hecho, hoy es la primera vez que vuelve a la Iglesia después de aquella vez que había ido del país. 

—No lo sé, Helena, siento que no van ni a dejarme entrar cuando me vean llegar, hace muchos años que no vengo a la Iglesia, quizás ya se olvidaron de mí, además, siento un poco de vergüenza— Decía con preocupación mientras seguía conduciendo. 

—Claro que no, Robert, los hermanos de la Iglesia siempre te han respetado, ellos te van a recibir bien, además, tú vas a la Iglesia para adorar a Dios no por la gente, sabes que el Pastor Mark es un buen hombre, no creo que no te deje entrar a la Casa de Dios— Contestó mi madre confiadamente. 

—De acuerdo, confiaré en ti, mi amor— Le contestó mi padre con una sonrisa. 

Mi hermana y yo íbamos en los asientos de atrás, pero vimos claramente el gran apoyo que mi madre es para mi padre, aunque sea en una situación tan simple, algún día, desearía poder tener una ayuda idónea así, alguien que, por más nerviosa que uno esté, sea de gran soporte emocional y espiritual, que podamos servirle a Dios y sonreír juntos. 

♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

Finalmente, después de varios minutos llegamos a la Iglesia, mi padre seguía nervioso, pero mi madre le ayudó a bajar del auto y entrelazó sus manos. 

—No te preocupes, Robert, Dios y yo estamos aquí contigo— Le decía mi madre con una sonrisa mientras caminaban juntos. 

Mi padre solo la miró y le sonrió nerviosamente. 

Vi que todos los presentes en la Iglesia se quedaban asombrados de ver a mi padre, algunos se acercaban para saludarlo, los tíos de Andy también se acercaron a él, le dieron un fuerte abrazo y se sentaron junto a nosotros en las bancas del medio. 

Andy también se acercó a saludarme con un fuerte abrazo, luego me miró tiernamente a los ojos. 

—¡Preciosa!, hoy es la primera vez en este nuevo año que nos vemos, te ves tan radiante como siempre, por cierto... ¿Leíste mi mensaje?— Preguntó mientras tomaba mis manos. 

Yo recordé que, aquel día me emocioné tanto cuando lo leí, que olvidé responderle, iba emocionadamente a contarle a mi madre y a Katherine, pero no le pude contestar porque habíamos entrado a otra conversación. 

—Sí, claro que lo leí cuando llegué de mis vacaciones, es que no llevé mi teléfono, me encantaron tus palabras, Andy, no pude responderte en cuanto lo leí porque, te soy sincera, me emocioné mucho leyendo tu mensaje, yo...— 

—Un momento, preciosa...— Me interrumpió, —¿Estás tratando de decirme que realmente sí lo leíste pero te emocionaste demasiado y olvidaste contestarme?, Cielos, creí que no te había gustado lo que te escribí, hasta me sentí un poco mal por eso— Explicó con una sonrisa.

—Sí, en verdad lo siento, la próxima vez me aseguraré de contestarte— Contesté con una sonrisa. 

Él sonrió y me dio un tierno beso en la frente. 

—No te preocupes, cariño, a mí me encanta hablar contigo, me agrada saber que mis mensajes te emocionan a ese nivel— Decía mientras entrelazaba nuestras manos, yo lo miré y le sonreí.

Nos sentamos juntos en las bancas de la Iglesia y vimos que el Pastor Mark se acercó a mi padre a pasos rápidos, tenía un rostro de emoción. 

—¡Robert!, ¡Gloria a Dios!— Decía abrazándolo fuertemente. —¡Bienvenido nuevamente a la casa de Dios, Robert!, el Señor te ha esperado con los brazos abiertos, Él te ha perdonado y te ha hecho libre de tu remordimiento— Agregó mirándolo a los ojos. 

Cuando Dos Mundos Se Alinean (Novela Cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora