Capítulo 23

12.6K 668 209
                                    

Al día siguiente, Emma se levantó y se aseó. Cuando abrió la puerta para salir de la habitación, se encontró con Diego que estaba haciendo lo mismo.

-- Buenos días.

-- Buenos días. -- respondió ella.

-- ¿Vas a despertar a Isadora?

-- Sí.

-- Te acompaño.

Se dirigieron a la habitación y entraron. Diego cerró la puerta y observó a Emma caminar hasta la cama y quitarle el pelo del rostro a Isadora para luego despertarla hablando en voz baja.

-- Despierta, princesa.

-- No.

-- Alguien más vino a despertarte hoy.

-- Hola hija, papi vino a darte los buenos días. -- la saludó Diego.

-- ¿Papá?. -- reaccionó la niña.

-- Sí, pequeña. Es hora de levantarse.

-- ¡Papi vino!

-- Tu papá quería despertarte hoy. -- dijo Emma.

-- ¿Qué te parece si tenemos una conversión seria, jovencita?. -- comenzó Diego.

-- Bueno. -- accedió la pequeña.

Ella se quedó acostada mirándolo y él se arrodilló en el piso. Emma observaba la situación. La niña tomó la mano de su padre y se la puso en el cabello.

-- Hija, ¿qué pasó ayer en la escuela?

-- Buno dijo que yo no tengo mami, que ella no es mi mami porque no está con mi papá; que, sí yo no tenía mami antes, entonces ella es una mentila.

-- Hija, para que ella se tu mamá no necesita estar conmigo. Además, nunca te gustaron mis novias.

-- Pero a esta sí la quiero, ¿tú no las quieres? Es linda, papi, y no me hace daño.

-- Espera, ¿alguna de las mujeres que trajo tu padre te hizo daño?

-- Me tiran del pelo y me duele.

-- ¿Por qué nunca me dijiste nada, hija?

-- Porque no me quieres, no me haces cariñitos como ella y siempre estás muy serio.

Diego miró a Emma, derrotado. Ella le pasó una mano por la espalda para consolarlo y él agachó la cabeza. Luego dijo, en un intentó para ayudarlo:

-- Tu papi te ama, princesa, pero aveces está estresado por el trabajo. La gente grande aveces se enoja ¿sabes?

-- Voy a mejorar, hija. Papi ya no gritará y te dará cariño, ¿de acuerdo?

-- Está bien.

-- ¿Puedes perdonar a papi?

-- Sí.

-- Gracias. Una cosa más. Emma se puso muy triste por cómo actuaste, ella te ama y te da mucho cariño. Es tu mami y estará contigo para siempre. Sé que llegó hace poco, pero tus amigos te mitieron, ella sí es tu mamá y se quedará con nosotros en la casa de manera definitiva.

-- ¿Es realmente mi mamá?

-- Ella quiere serlo y tú tienes que aceptarlo, sino se va a ir y va a ser la mamá de otro niño.

-- Ella solo es mi mamá, ¡no puede ser la mamá de otro niño!

-- ¿Entonces la aceptas como tú mamá para siempre?

-- Solo si papi es de ella también.

-- Hija, creo que tu mamá solo te quiere a ti.

-- ¡Diego!. -- exclamó Emma.

Una madre por contrato para mi hija [ PAUSADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora