Mishap

Prefacio

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Aquella música sonaba con aquella intensidad, causando que sus tímpanos se sintieran tan aturdidos como sus sentidos debido a todas aquellas sustancias que estaban sobre su cuerpo.

Acomodó su vestido de color negro mientras buscaba por todos lados a cierto Omega.

—¡¿Viste a Jasper?! - su delgada voz sonó fuerte mientras miraba a una de sus amigas, quien solo se encogió en su lugar, mirando apenas a su amiga.

—¿Y tu quien eres? - ella soltó  causando que la chica golpease su frente. —¡Espera! No me digas, no me digas, yo te conozco, deja me acuerdo.

La castaña hizo un mohín.

—¡Agata! ¡¿Donde está mi pequeño Jasper! - ella tira de sus cabellos intentando parecer cuerda.

Intenta respirar un par de veces, sentía el calor en sus mejillas debido al alcohol. Su vista  fue a parar hacia la pista de baile, no, definitivamente no estaba ahí su mejor amigo pelirrojo.

¿Donde estaba?

—¡Aurora! - una Alfa caminó hacia ella, tomando sus hombros, sacudiendola rápido. —¿Donde está Jasper?

Ella niega completamente aturdida, pegando un grito fuerte.

—Fue mala idea venir, debi solo consolarlo con un helado de chocolate mientras maldecimos a su ex. Maldita sea esa Alfa.

Aurora parecía mareada, tomando aquella bolsa caminando por el lugar, era increíble que siguiera en pie con aquellos tacones que eran demasiado altos.

Miró el cielo, bajando hacia otro salón.

— Debe de estar destrozado, asustado, confundido... pobrecito. - Ella dice mientras balbuceaba.

Pero cierto chico que estaba en uno de aquellos grandes salones, no parecía sufrir de aquella ruptura que había tenido hacia unas horas atrás.

Permanecía sentado sobre un hombre, su boca se movía con aquella brusquedad sobre la suya teniendo sus manos sobre sus hombros, apretando aquel traje, tirando de esa corbata apenas.

Su cuerpo se pegaba cada vez más, soltando pequeños ja deos y pequeños suspiro.

Una de las manos contrarias sujetaban sobre su cintura, apretando esta y la otra sobre su muslo  apretando con fuerza este mientras que sus entre piernas se frotaban, no les importaba aquello, de todos modos aquellas luces no de bajan verlos bien.

Pero lo que pasa en las Vegas se queda en las Vegas ¿no?

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El Omega soltó una risita escuchando como el Alfa reía de igual forma, sus sentidos se sentía apenas un poco mareados, bueno, sinceramente estaba completamente fuera de si  y ni hablar de aquel Alfa misterioso, estaba de igual forma que el.

Este pasó sus manos sobre aquel fornido pecho, comenzando a quitar bien aquellos botones, sus mejillas permanecían completamente calientes, sus ojos estaban brillantes debido al alcohol.

Un gemido brotó de sus labios cuando el hombre pasó sus manos sobre sus muslos internos, tirandolo con aquella brusquedad sobre aquella enorme cama de sabanas negras, sus cabellos rojizos estaban alborotados como los azabaches del Alfa.