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El Omega soltó un resoplido, causando que su amiga castaña le mirase con curiosidad. Su mirada parecía un poco pérdida sobre aquel escritorio, mientras que su pequeño estómago se asomaba en ese traje que llevaba puesto.

Su lápiz golpeaba y golpeaba aquella superficie de madera sintiéndose de mal humor mientras hacia muecas extrañas con su rostro, pareciendo llamar algo con su mente.

—¡Sorpresa! - aquella voz se escuchó y el Omega alzó su cabeza de golpe, abriendo de más sus ojos los cuales parecieron brillar.

—¡Al fin! ¡Aleluya! - se levantó llevando su mano sobre esa pequeña curva que comenzaba a hacer presencia en el pelirrojo, tomó aquella bolsa. —Burritos, burritos.

No tardó en llevarlo a su boca, sintiendo aquel sabor que claramente esperaba, gimiendo en satisfacción y la Alfa soltó una risa mientras limpiaba su labio con cuidado y tomaba uno de estos para sentarse al borde del escritorio con tranquilidad.

Las Alfas seguían mirándole, sintiendo aquella ternura de ver al Omega disfrutar aquel antojo que había tenido, viendo como sus piernas se movían ligeramente y se mantenía en silencio completamente.

—Así que.. - una de ellas se inclina con cuidado mirándolo fijo — ¿Veras ese Alfa hoy?

El Omega asintió, teniendo un sonrojo en sus mejillas por aquello mientras dejaba aún lado aquella comida que había ingerido, lamiendo su labio inferior despacio.

—Si, va a quedarse —sintió varias miradas sobre el —¿Qué?

—No, nada, solo que hace un mes parecía que ni lo querías ver mucho.

—Es el alienígena. —Se excusa mientras arrugaba sus cejas y llevaba su manos a su vientre, paseando despacio sus dedos sobre aquella muy, muy diminuta. Pareciendo que solo había subido de peso, más no mostraba un signo de estar en cinta.

—Ajá.

—¡Lo juro! - chilla y ellas rieron.

El Omega se cruza de brazos mientras les dio le dos Lada dando vuelta en aquella silla giratoria, mirando hacia la ventana esta vez el, llevando aquel burrito a medio comer a su boca volviendo a darle una mordida.

—Es normal que quieras estar más tiempo junto al padre de tu bebé. —Ella dice pasando su mano sobre el cabello rojizo del Omega. —También que tengas esos pensamientos sucios que ya has tenido.

Sus ojos se abrieron de más.

—Ni he tenido pensamientos sucios. —Gruñe. Sabiendo de aquella mentira que había dicho, era muy claro que había pensado y necesitado eso, sabía que también era por el embarazo y su necesidad de estar junto a él.

Miró unos segundos el suelo, viendo como su camisa blanca se había manchado un poco, haciendo un pequeño puchero.

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—¿Acaso me extrañaste?- el Alfa ríe cuando el Omega se acurrucó en su pecho, haciendo un lindo puchero y sus brazos rodearon su cuello poniéndose de puntillas.

Un suspiro salió de sus labios.

—¿Algun problema con que extrañe al Papá de mi alienígena? - soltó en un ligero gruñido, y el Alfa lo cargó con cuidado, pasando sus brazos por su cintura cuidando de no aplastar a su cachorro en el proceso.

—Eso jamás va a ser un problema. —Dice en respuesta el Mafioso mientras lo dejaba sentado sobre aquella barra, pasando su mano sobre el vientre contrario, bajando a este después mientras dibujaba una sonrisa.

El Omega subió despacio sus manos sobre los hombros del mayor, viendo como acercaba su rostro a su vientre, su pobre corazón se aceleró por aquello mientras arrugaba sus cejas viendo cada acción que estaba haciendo.

El hombre pasa delicadamente sus dedos sobre el vientre ajeno.

—¿No le diste mucho problemas a papi en el trabajo verdad? - le susurra con cuidado, dejando un beso en su vientre.

El Omega abultó sus labios un poco  sintiendo sus mejillas ponerse rojas, además de sentir las esquinas de sus ojos ponerse húmedas.

—Uhm...  —Soltó bajo recorriendo su vientre —¿Acaso estas más grande? - le sigue hablando mientras dejaba la palma de  su mano sobre aquella pequeña curva, alzando la mirada hacia el Omega.

Lo vió claramente aquellas lágrimas en las mejillas del Omega, subió sus manos sobre su rostro esta vez, acariciando su pómulo con aquella delicadeza.

—¿Por qué eres demasiado bueno?

—No soy bueno.

—Lo estás siendo.

—No cachorrito. —El Alfa hizo una sonrisa, acercando su rostro al contrario con esa delicadeza —Soy solo bueno con mis cachorros. Y ese son tu y este bebé que esta creciendo dentro de ti.

Deja un pequeño beso en su frente, recorriendo su espalda con delicadeza, sintiendo como el Omega recargada su mejilla sobre su fornido pecho, pasa sus brazos bien a su alrededor llevando su mano hacia su cabello, acariciando aquellos mechones rojizos.

Podía sentir ese aroma a cerezas, además de ese toque a leche materna que comenzaba haber en el Omega cada vez más fuerte conforme pasaban los días, comenzaba adorar eso. Lo adoraba, además de llevar consigo ese aroma.

El Omega se aferró a su traje con cuidado, hundiendo su nariz sobre su pecho, respirando aquel aroma a hierbabuena.

—Vamos a mi habitación.

—¿Estas seguro de..

—Completamente — susurra el Omega. Abrió sus ojos. —Vamos a mi nido, ya no huele mucho a ti, y.. Quiero que estés presente ahí.

El Alfa dejó salir la respiración de forma lenta, pasando sus brazos debajo de la pierna del contrario para alzarlo despacio, caminando hacia la habitación del Omega, aquel aroma impregnó su nariz, pasando sus dedos sobre su espalda.

Sus pasos fueron lentos, sintiendo como el Omega abrazaba su cuello con lentitud, soltando un suspiro cerca de su cuello, sintiendo el aroma del Alfa más cerca, no había aroma a cigarrillo, no había aroma de alcohol, solo era su aroma y puro.

Recorrió los hombros anchos del Alfa, sintiendo como su espalda tocaba aquel colchón, el Alfa pasó su brazo, por debajo de la cabeza del Omega, viendolo unos cuantos segundos, viendo aquella mirada, recorriendo su cintura con delicadeza.

Podían sentir ese calor y calma que tenían, además de la cercanía de sus cuerpos, el Alfa soltó una pequeña respiración pensando, ¿como fue que cambió tanto su vida? Recorrió lento sus dedos sobre la cada ajena dejando un beso en su mejilla.

—Eres demasiado hermoso. —Susurra y el Omega sonrió.

—Lo sé — susurra bajito, —pero me gusta que lo digas.

Y el Omega ríe viendo como el hombre alzó sus cejas soltando una risa, ambos quedando a centímetros, vió con claridad esos ojos oscuros aún que estaban en medio de aquella oscuridad.

Y sus labios se unieron despacio.

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MishapWhere stories live. Discover now