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El Omega soltó un pequeño suspiro, cubriendo su boca mientras sentía aquellas náuseas hacerse presentes.

—¿Tienes ganas de vomitar? - el Alfa tomó delicadamente de su brazo mientras que el Omega asentia con una expresión de tortura.

—Si, pero estoy bien. — susurra apenas —En serio, lo estoy, solo son ganas que no logran cumplirse en su totalidad.

Sus ojos se cierran unos segundos, sentándose en aquel sillón, mirando al mafioso, quien seguía mirando con atención nada movimiento que hacia.

—Mejor sigue hablándome de ti. —Intenta persuadir aquello mientras mordía su labio inferior y se mantenía acurrucado en el sofá, sintiendo ese dolor en su estómago.

El alfa asintió un poco  viendo como el Omega ya finalmente relajaba su expresión.

—Tu me estabas contando sobre ti. —Corrigió y Jasper se sonroja.

—Oh, si.. —Asintió mientras le miraba con calma. —Trabajo en un bufete de abogados, los mejores aquí. —Su cabeza se mueve y el Alfa se quedó casi pálido. —Tengo 27 años.

El Alfa asintió aclarando su garganta.

—¿Ya has ido al.. Eso, eso donde van los Omega  para ver lo que traen dentro. — Jasper soltó una pequeña risita por aquello y niega.

Sus manos jugaban con los botones de su camisa mientras le daba una mirada.

Se sentía nervioso, ¿por qué estaba nervioso? ¿Por qué estaba sintiendo esa comodidad de estar con el padre de su cachorro? Sentía esa seguridad que no había tenido, no sentía ningún abandono, sentía como ese Alfa estaba conectado por ese bebé a el.

Sus mejillas se ponen rojas cuando la mano del Alfa se posó sobre su estómago, acariciando delicadamente aquella superficie plana, y sintió a su lobo chillar con aquella emoción de sentir ese calor.

Alguna vez escuchó a su madre decir de ese calor.

Era el calor de un Alfa, un calor dominante y protector.

Era un hogar.

Era ese calor que un cachorro busca en su padre, ese calor que un Omega busca en un Alfa, era esa conexión.

—Nada te va a faltar, ni a ti ni a este cachorro. — Susurra el hombre alzando la mirada hacia el Omega, quien le miraba con un ligero brillo. —Me aseguraré que no sientan frío, o algún momento solos, nada les va hacer falta, ni amor,estarán conmigo ambos.

Y eso calmó el corazón del Omega.

Y le asustó después de todo.

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Jasper metió sus manos a su saco, mirando hacia al frente mientras se mantenía en aquel silencio.

Su amiga castaña estaba a su lado, sin embargo no sabía si hablar por la expresión del Omega, hasta que el se detuvo de golpe.

—Mi alienígena tendrá un padre que lo quiera. — Susurra.

Aurora sonrió un poco.

—Justo en mi Daddy issues.

Y el Omega soltó una risa por eso, caminando tranquilo llegando a ese edificio, pasando despacio sus dedos sobre su vientre, sintiendo aún ese cosquilleo de la palma de la mano del Alfa sobre este.

Su mirada se mantenía al frente, sin embargo podía sentir que le miraban.

Gruñó.

—¿Sucedió algo? - murmura, viendo a la recepcionista, ella aclara su garganta un poco incómoda.

—Ella.. Uhm.. Jas, es mejor que subas con alguien.

Y el Omega sintió un mal presentimiento asintiendo, sintiendo como Aurora iba detrás de el, sosteniendo sus hombros despacio, viendo como un Alfa más iba detrás de ellos, cosa que el Omega sintió un poco de terror.

Miró a sus compañeros, estos le dieron una mirada.

Piso, tras piso, sintiendo como sus nervios estaban más de punta cada vez, se encogió.

Apenas las puertas se abrieron, sintió muchos aromas que le marearon.

—¡Largate de aquí, desgraciada! - una de sus mejores amigas grita mirando hacia una chica de cabello negro.

Al notar la presencia del Omega, aquellos seis pares de ojos voltearon a verlo, el Omega sintió ese aroma tan familiar, brisa marina.

—Jasper, ese cachorro que esperas ¿es mío? - la Alfa pregunta, manteniendo aquella firme postura, el Omega torsió sus ojos pensando que tal vez su ex era algo lenta. —Debe de ser mío.

Sintió como una de aquella mujeres toman de sus brazos para sacarla de ahí mismo.

—¡Jasper! - grita en molestia. — Dejen que mi Omega me responda.

Y el Omega se quedó casi en silencio, sintiendo el enojo comenzar a burbujear en su estómago.

—En primer lugar. — Habló fuerte, todos en aquella Oficina se quedaron callados al escucharlo.

Todos lo miraron, el Omega simplemente sintió el enojo pasar por sus venas.

—No soy tu Omega, dejé de serlo hace mucho. —Masculla— Lo dejé de ser el día que te ví revocandote con esa Omega un día antes de nuestra boda, lo dejé de ser desde hace mucho, lo dejé de ser por tu ausencia, lo dejé de ser por tu carácter.

La Alfa gruñó en molestia.

—Eso no va a quitar que ese cachorro que llevas en tu vientre es mío. - sonrió de forma socarrona.

Y el Omega arruga su nariz sintiendo náuseas por el aroma de esa mujer.

—Agradezco que este cachorro, —Se acerca a ella — es de un Alfa que no eres tú, , un Alfa que es mucho más Alfa que tú.

Y un golpe se escuchó.

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MishapWhere stories live. Discover now