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El Omega solo cerró sus ojos unos cuantos segundos, teniendo sus manos en su vientre, logrando sentir aquella brisa en su rostro y revólver aquellos cabellos pelirrojos.

Pudo sentir ese leve movimiento en su estómago, muy suave y lento dándole a entender perfectamente que su hija se encontraba despertando apenas, causando una bonita sonrisa en sus labios adorando ese momento.

Sintió una presencia a su espalda  y después un pequeño beso en su hombro seguido de un par de brazos musculosos en su cuerpo y sonrió recargando su cabeza en su hombro, sintiendo aquellas manos más grandes sobre las propias, dejando lentas caricias.

Sonrió con calma abriendo sus ojos.

Italia sin duda era demasiado bonita a sus ojos, lo era sin duda alguna.

Le había dado aquella calma que necesitaba lejos de donde vivía, aun que extrañaba aquellas alfas que eran sus amigas y esa omega que era como su hermana, Aurora.

Aun que eso duró poco.

Ya que escuchó un grito desde abajo del balcón, la Omega parecía feliz y brillante, tenía puesto un vestido blanco con flores y su cabello suelto.

Así es.

Aurora lo acompañó, y eso no le molestaba, le hacia sentir aun más cómodo con ella. El Alfa solía ausentarse muchas horas algunos días, eso era un gran provecho y salía con Aurora para conocer más a su alrededor.

Vivían cerca de un pueblo llamado San gimignano, si, vivían ya que el Alfa tenía un viñedo enorme y bonito.

Parecía que estaba aun soñando y despertaría con esa resaca en su cabeza por esa noche de las Vegas.

Pero el pequeño beso del hombre detrás suyo le hizo volver en si y sonrió.

—Anda, Aurora debe de estar esperandote desde hace un rato. — Dejó un pequeño beso en sus labios. —Volveré al amanecer — volvió a dejar pequeños besos en sus mejillas —cuídense mucho por favor.

El Omega caminó un poco lento, sintiendo un poco de cansancio en su cuerpo mientras que Aurora cargaba con unas cuantas bolsas en sus antebrazos, caminando con aquellos tacones altos y esos lentes de sol.

El parecía que se iba ir de viaje al cielo por caminar poquito por el estómago que tenía.

Detrás de ellos los seguían varios guarda espaldas, llamando la atención pero eso no era de importancia por el Omega, de todos modos estaba seguro de esa forma aun que no estuviera con el padre de su cachorro.

—¡Oh! Mira, podemos comer ahí. - la Omega le dice y asintió despacito mientras ansiaba mucho ese asiento, mirándolo con aquel deseo intenso.

Al momento de sentarse, se sintió demasiado bien ya que estaba más relajado y descansando sus pobres pies.

—Dime ¿como te has sentido? - Aurora pregunta moviendo un poco sus cejas, — ese Alfa me da miedo pero se ve que te trata bonito a ti y a la bebé.

Y el Omega sonrió un poco asintiendo.

—El.. El es maravilloso, es caballeroso, tan lindo... - admitió acariciando su pancita recibiendo un pequeño empujón de parte de su bebé, sonrió recostandose en el asiento un poco mientras mordida sus labios despacio, mirando aquellos platillos.

—Mi pequeño Jasper enamorado. -Ríe al ver ese sonrojo en las mejillas del Alfa mientras con timidez se escondía cubriendo su carita con aquella carta del menú en su rostro. —Viva el amor.

Jasper acomoda despacio aquella cama, era enorme para el mismo, y extrañó tanto que el Alfa no estuviera ahí mismo, un puchero salió de sus labios abrazando su vientre.

Sus cejas se levantaron  un poco viendo aquel armario, sacando varias (muchas) prendas del Alfa, sintiendo aquel aroma, llevándolo al colchón mientras las acomodaba perfectamente y mordia sus labios.

Tomó unas cuantas prendas propias dejandolas de igual forma, mirando aquel nido que había hecho, haciéndole sentir orgulloso al ver lo bonito que estaba y se acercó a este, acostándose con cuidado, sintiéndose rodeado de aquel aroma.

Sonrió.

—Papá tal vez no está ahorita con nosotros, pero tenemos algo de el aquí. — le dice a su cachorrita en su estómago  dejando pequeñas caricias y cerraba sus ojos completamente gustoso.

Abrió después sus ojos viendo aquella Luna llena, sonriendo feliz.

Estaba viviendo en un cuento de hadas.

Se acomoda de nuevo, acariciando su vientre mirando como su ombligo se encontraba salton por el embarazo ya avanzado. Pudo sentir aquel movimiento mientras se sentía muy relajado.

Sin embargo aquella calma se le fue interrumpida al momento en que la puerta donde estaba se abrió de golpe mientras se aferró a su pancita asustado y sorprendido.

Notó al Alfa en la puerta, este le miraba un poco.

Abrió su boca para hablar pero el Alfa cayó de rodillas cubriendo el costado de su abdomen, y ahí vio claramente como este sangraba y mucho.

Sintió su alma irse de su cuerpo unos segundos mientras se levantaba con rapidez, lo que podía su estómago permitirle claro.

¡Mi amor!



—¡Mi amor!

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MishapWhere stories live. Discover now