𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 ❺

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“—¡Madre!—. Gritó un joven niño de cabellos rubios. —Mira lo que he encontrado, esto es para ti—. Sonrió orgulloso mientras le extendía un pequeño ramito de flores a su madre.

Tomó con cuidado las flores, oliéndolas con una pequeña sonrisa.

—Gracias, Minami, a mamá la gustan mucho—. Sonrió la mujer de forma dulce a su retoño, quien sonrió completamente feliz.

A pesar de que su madre estaba enferma, siempre le daba las sonrisas más radiantes a su pequeño. Se sentía mal consigo misma por ya a penas poder levantarse de aquel lugar en el que estaba postrada.

Era una inútil.

Minami la cocinaba, la regalaba flores y la tocaba aquel piano desafinado para intentar animarla. Él hacía tanto por ella y esta solo podía sentirse agradecida con su pequeño tan dulce y tierno mientras se retorcía debido a su enfermedad.

Aunque...

Hacía no demasiado, el niño había conocido a un hombre, “llamado” Dino, quien prometió que cuidaría a su madre si él le hacía unos pequeños favores.

Obviamente decidió aceptar. Quería lo mejor para su madre, y él, como buen hijo, la daría lo mejor.

...

—¿Minami?—. Preguntó la mujer preocupada, viendo a su niño sin hablar, con una cara inexpresiva y con pequeñas gotas de sangre. Su pequeño de 5 años había dejado de sonreír por completo. —Cariño, ¿qué ha pasado?—. Tosió un poco, haciendo que el niño se alertara por completo y se acercara a ella, lleno de miedo.

—... Madre, te vas a poner bien...—. Intentó convencerse a sí mismo mientras su cuerpo aún temblaba ligeramente.

La mujer se percató en los ojos sin brillo de su pequeño.

—Minami...—. Intentó levantarse de la cama en la que estaba todos los días pero el niño se lo impidió.

—No, madre... Todo está bien.

No, no estaba bien.

Su infancia había sido destruída ese mismo día cuando mató a aquel hombre por órdenes de Dino. Fue ahí cuando todo cambió y se vió obligado a ser un adulto mucho antes de tiempo.

No, no podía ser un niño.

Debía ser fuerte por su madre, tenía que curarla.

Quería que ella estuviera bien. Y si para ello era necesario matar a gente... Lo haría, joder, claro que lo haría.

No le importaba recordar la sangre salpicar su rostro, o aquel sonido seco de un cuerpo caer al suelo. Todo debía hacerlo con tal de que su madre estuviera bien.

Sabía que este solo sería el principio.

Para ahogar aquellos sonidos de su primer asesinato decidió refugiarse en la música por completo. Era lo único que le despejaba de aquellos ruidos que le atormentaban en la cabeza día y noche. En el piano desafinado de su triste hogar encontró el refugio a sus males. Ya no solo tocaba para su madre, sino que se convirtió en una pequeña necesidad para mantenerse estable.

...

Miró como el cuerpo de aquel hombre estaba debajo suyo, muerto.

Le había matado.

Por fin había matado a ese hombre.

Después de 9 malditos años siguiéndole.

Ahora era libre. Por fin.

𝓛𝓪 𝓑𝓮𝓵𝓵𝓪 𝔂 𝓵𝓪 𝓑𝓮𝓼𝓽𝓲𝓪 | 𝑺𝒐𝒖𝒕𝒉 𝑻𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐Where stories live. Discover now