𝓒𝓪𝓹𝓲𝓜𝓟𝓵𝓞 ❶❞

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—¿Qué tal estás?—. Preguntó el rubio saliendo de la ducha, ya cambiado con su pijama, pero con su largo cabello rubio suelto y mojado.

La fémina, quien aún tenía también el cabello mojado gracias a haberse duchado antes, solo se quedó en silencio, mirando la televisión mientras estaba sentada en el sofá.

La molestaba toda esta situación, y más aún la molestaba e inquietaba que Yorīchi siguiera a las andadas.

Cuando le conoció en su escuela nunca pensó que fuera la gran cosa, solo un matón más a los cuales ella ya estaba acostumbrada. Verle ahora como el líder de Olympus...

—Oye—. El alto apareció justo enfrente de ella, pues se había puesto de cuclillas para verla mejor, pero... Con un osito de peluche frente a su rostro para hacer parecer que era el osito quien hablaba. —¿Estás bien? Puedes confiar en mí.

Ella le miró con una pequeña sorpresa pero a los pocos segundos le dedicó una leve risita, completamente enternecida.

—Claro, no te preocupes.

—Sabes que a mí no me la cuelas, ¿no? Al Señor Oso quizá, pero a mí no—. Esta respuesta la sorprendió pues South dejó el peluchito a un lado y puso sus cálidas manos sobre sus muslos con suavidad, estando estos cubiertos por la tela de la camiseta del joven que ella llevaba puesta. —Anda, dime que es lo que piensas. Si no se lo dices al Señor Oso entonces me lo puedes decir a mí, ¿no?—. Tomó sus pequeñas manitas entre las suyas, acariciándolas con delicadeza, como si fuera a romperse y siendo completamente cálido y comprensivo en todo momento.

[T/N] agachó la cabeza, pensando si debía decirlo o no.

—Minami... ¿Crees que soy una molestia?—. Preguntó, haciendo que el rubio frunciera el ceño.

—No—. Respondió tajante.

—Pero-...

—Ni pero ni hostias—. Tomó su pequeño rostro solo con una de sus manos para que le mirara directamente a los ojos, intentando no hacerla ningún daño. —No eres una molestia, no lo volveré a repetir.

La muchacha asintió con suavidad.

Él jamás la mentiría, siempre iba con la verdad por delante aunque doliera.

—Así me gusta—. Sonrió de forma suave, liberando su rostro de su mano.

«South... ¿Por qué siento que estás tan molesto?».

Con lentitud ella acarició el rostro del corpulento joven con cariño, sorprendiéndole.

«Le pedí que dejara vivir a ese chico a pesar de que era un traidor... Pero solo me sonríe y me da cariño...», pensó mientras dejaba más suaves caricias por sus mejillas, delineando estas con las yemas de sus dedos.

Sonrió con dulzura para acto seguido depositar un beso en los labios ajenos, este gesto le dejó algo confundido, mas no fue impedimento para corresponder con suma dulzura.

Sin pensarlo mucho la tomó entre sus fuertes brazos y se levantó, encaminándose así hacia la cocina.

Solo rompieron el beso cuando la dejó con suavidad en la fría encimera, y nada más hacerlo sus manos recorrieron sus muslos con cariño.

—¿Qué te parece cenar viendo alguna película de Disney?—. Ante aquella idea la fémina le miró con ilusión y asintió, algo que le hizo reír, visiblemente enternecido. —Entonces déjame preparar una de tus comidas favoritas.

—No es necesario, South...

—Quiero hacerlo, así que... Lamento decirte que te aguantas—. Sonrió altanero aunque acto seguido soltó una sonora carcajada al verla hacer un puchero. —Vamos, no pongas esa carita.

𝓛𝓪 𝓑𝓮𝓵𝓵𝓪 𝔂 𝓵𝓪 𝓑𝓮𝓌𝓜𝓲𝓪 | 𝑺𝒐𝒖𝒕𝒉 𝑻𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐Opowieści tętniące ÅŒyciem. Odkryj je teraz