𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 ❶❷

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Desde que [T/N] le dijo a South que se sentía observada, este prácticamente la obligó a vivir con él, pues consideraba que el burdel no tenía suficiente seguridad. Prefería tenerla segura entre sus brazos.

Masaway aceptó que la mayor fuera durante un tiempo a vivir con el brasileño. Aunque Draken aceptó a regañadientes, con la única condición de que al menos su hermana le escribiera un mensaje diario.

Las otras chicas del burdel estaban preocupadas por la situación de la joven a la cuál habían visto crecer y desarrollarse con sus propios ojos, no podían evitar sentir pena y ganas de golpear a su acosador, aunque no eran las únicas.

La muchacha prefirió que nadie más supiera que la estaban observando, así que por ello ni Senju, ni Mikey, ni los demás sabían de esto, o siquiera que ya llevaba poco más de una semana viviendo en la casa de South.

Lo único que se había llevado habían sido, además de ropa, el peluchito del loro, las dos fotografías, el collar con la chapa militar y un cuaderno de dibujo junto con varios materiales.

El muchacho, durante toda la semana y poco que llevaban viviendo juntos la trató como una reina. Se molestaba en arroparla bien para que no tuviera frío en ningún momento, la prestaba la ropa que ella quería... Y gracias a que él se despertaba más temprano de forma automática, solía limpiar un poco la casa, ordenar algunas cosas, y sobretodo la preparaba el desayuno para después ir a despertarla con suaves caricias y pequeños besos que esparcía por su pequeño rostro. Aunque South era quien siempre cocinaba, y ella le ayudaba con lo más sencillo, ya que él no la dejaba hacer lo “difícil”. Quería ser completamente caballeroso con ella y sobretodo que no la pasara nada, y menos con esa salud sensible que sabía que tenía.

La pobre [T/N] solo podía hacer cosas sin importancia... Aunque el día de hoy salió por la tarde a comprar mientras que South había ido a una reunión de la pandilla, ya que la nevera estaba bastante vacía.

Quizá lo mejor era no ir sola, pero lo importante en esos momentos para ella era llenar la nevera.

Su caminar era completamente tranquilo y relajado, sin prisas, obviamente sintiendo esa presencia siguiendo sus talones.

«Qué molestia...» pensó. «Quizá debería haberle dicho a Minami que iba a salir... Solo será un momento de todas formas, volveré antes de que vuelva de la reunión».

Aquellos ojos viajan por descaro por todo su cuerpo. Esa mirada penetrante y molesta la estaba incomodando a más no poder.

Decidió ir por la ruta más transitada al supermercado que quedaba a unos pocos minutos de distancia desde donde estaba. Por suerte podría llegar a perderlo.

Esa mirada no la gustaba nada. Sabía que estaba en peligro.

Antes de llegar a la zona del super decidió hacer el camino un poco más largo, doblando varias calles, notando como su acosador seguía su ritmo, hasta que en un momento este se apresuró un poco más de la cuenta y ella pudo verlo a los ojos, sentía que lo había visto en algún sitio antes, pero decidió hacerse la distraída.

Miró hacia otras partes, dejando que su acosador volviera a esconderse, ahí fue cuando ella comenzó a correr por entre la gente y las calles, dando varios rodeos.

«Le escucho... Está más lejos, pero no me ha perdido de vista...» ahí fue cuando observó varias personas apelotonadas en una calle, era un grupo grande en el que podría despistar a su acosador. «Es hora de aprovechar mi altura de hobbit» apretó los puños y cuando vió un hueco libre se mezcló con aquella gente, la cual ni la miraba, estaban a lo suyo.

Se adentró más entre la multitud, agachándose un poco incluso para no ser notada, recibió algunos codazos, pero su prioridad era despistar a ese capullo.

𝓛𝓪 𝓑𝓮𝓵𝓵𝓪 𝔂 𝓵𝓪 𝓑𝓮𝓼𝓽𝓲𝓪 | 𝑺𝒐𝒖𝒕𝒉 𝑻𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐Where stories live. Discover now