Capítulo 46

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JUNGKOOK

Miro fijamente la cajetilla de cigarrillos frente a mí, hasta que me rendí. Alcancé uno y lo encendí rápidamente, exhalé el humo y miré hacia la ventana de mi despacho.

Me sentía... Vacío. Sentía que estaba muerto por dentro.

¿Cómo estará Tae? ¿Sufrirá tanto como yo ahora? ¿Comerá bien? Alcanzo el teléfono y mis dedos picaron por apretar el icono de llamada y escuchar su voz. Eso no estará mal ¿verdad? Sólo sería un momento

Apreté los labios mirando indeciso su contacto. ¿Y si lo molestaba? ¿Lo estaré hostigando? Carajo. Lanzo el aparato hacia el sofá con brusquedad. Seguramente debe sentir asco de mí, no más que yo, por supuesto. Mi verdad lo dejó en shock.

La verdad. ¿Por qué es tan difícil decirla?

La verdad sólo es una. No es una creencia ni un deseo, tampoco una opinión. La verdad es la realidad por dura y terrible que sea. Y es que cuando se sabe cual es la verdad, no puedes mirar a otro lado. Pero ¿estaba preparado para enfrentarla? La verdad siempre te obliga a mirarla de frente y luchar por ella, a cualquier precio, a cualquier coste. Por más nefasta y oscura que sea.

-Kookie, cielo...

Miro hacia la puerta de mi despacho y suspiro cuando veo la figura de mi madre hacer presencia en la estancia. Se veía preocupada y cansada, pero a pesar de eso el cariño maternal con el que me miraba no se iba. Y eso me hacía sentir peor.

-M-Mamá- jadeo y apago rápidamente el cigarrillo restregandolo contra el cenicero- ¿Qué haces aquí?

-Vine a verte... -susurra entrando al lugar con pasos titubeantes. Rápidamente me tenso y me levanto con brusquedad del asiento, pero ella levanta ambas manos en son de paz antes de que pudiera decir algo- Tranquilo... Tranquilo, no voy a tocarte, lo prometo. Sólo quiero saber cómo estás. Por favor- suplica mirándome fijamente a los ojos

-Mamá... No creo que sea...

-Por favor... -susurra- Soy tu madre Jungkook. Solo... Dame unos minutos y te dejaré tranquilo...

La miro fijamente a los ojos

-¿Por qué tu...?- Mi pregunta queda en el aire y suspiro mirando al suelo antes de musitar- Puedes entrar. Siéntate, por favor

Mi madre deja caer el bolso en el sofá del despacho y se sienta con aquella elegancia y delicadeza que la caracterizaba. Siempre ha sido pequeña y menuda, pero tenía carácter y siempre ha impuesto seguridad y seriedad cuando se requiere. Hoy estrenaba unos jeans sueltos, y un hoodie rosa que le quedaba holgado y ancho, haciéndole ver más pequeña de lo que ya era. A pesar de que ya se notaban leves arruguitas en la esquina de sus ojos, aún se le veía juvenil. Daehyun siempre ha cuidado de sí misma y de su piel. Sin embargo nunca ha ido a cirugía. Siempre ha olido a flores y a mamá.

Cada vez que estaba cerca de ella, se me apretaba el corazón y la culpa recaía. Cada vez que la miraba volvía al pasado y me sentía asqueroso. ¿Cómo puede seguir queriéndome a pesar de todo? ¿Cómo puede seguir mirándome con cariño y suavidad cuando no lo merecía? No la merecía. No merecía a una madre tan buena y comprensiva como lo era Daehyun.

Seokjin aparece en el umbral de la oficina y saluda a mí madre con una venia. Ella le corresponde educadamente

-¿Q-Quieres algo? ¿Un té, un café...?- le pregunto sentandome en mi escritorio. Mis manos temblaban y mi respiración se aceleró, pero me obligué a calmarme

-Un café estará bien- dice jugando con los bordes de hoodie ansiosamente

-Seokjin ¿podrías hacer el favor?- el nombrado asiente y sale discretamente del despacho, dejándonos solos

CEO Jeon. [KookTae] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora