Capítulo 53

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TAEHYUNG

Parecía irreal.

Parecía irreal que Jungkook estuviera aquí, conmigo, juntos ahora. Viéndose tan guapo y grande con esa camisa blanca de lino remangada, mostrando sus tatuajes del antebrazo y parte de su pecho trabajado al tener tres botones sueltos. El cabello largo, negro petróleo le sentaba muy bien, en contraste con con su piel pálida y nívea.

Se veía precioso, varonil. Y ciertamente un poco más... Musculoso y grande desde la última vez que estuvimos juntos, así.

-Desde aquel entonces hago más ejercicios que de costumbre para liberar el estrés. Órdenes de mi terapeuta- me había dicho con una sonrisa cariñosa y ojos brillantes de felicidad

Noté el roce de sus pies con los míos bajo la mesa. Estuvimos hablando por mucho tiempo, poniéndonos al día de cada novedad mientras jugaba nerviosamente con mi taza ya vacía sobre la mesa. Él seguía mirándome con aquel brillo galaxico que me hacía suspirar. Me sentía muy enamorado, raro, torpe y ansioso, aunque eso me gustaba. Hacía tiempo que no me sentía así tan... Feliz y aliviado. Casi no recordaba las reacciones que causaba Jungkook en mí con sólo tocarme o mirarme. Me fascinaba de tal forma que sólo quería permanecer aquí quieto en este momento a su lado. Parecía magia, un campo de fuerza eléctrica que envolvía la mesa en la que estábamos. Me hechizaba completamente.

Le analizaba el rostro lentamente con mi mirada, asegurándome que estaba aquí. Desde su cabello hasta sus ojos, luego su nariz y la boca. El lunar debajo de su labio inferior, o el que tenía en un costado del cuello. A veces nos quedábamos en silencio sólo para observarnos, y acariciarnos las manos en toques íntimos y cariñosos.

Me contó los avances que había tenido en estos meses, sobre sus visitas al terapeuta, que estaba durmiendo más, y que se sentía diferente en el buen sentido. Incluso yo, lo veía diferente. Y aquello me llenaba de un orgullo intenso, porque Jungkook estaba avanzando, madurando personalmente.

-Estoy pensando en la probabilidad de adoptar un perrito- suelta acariciando los nudillos de mi mano con suavidad. Lo miro sorprendido- Mi terapeuta me dijo que podría hacerme bien, y en parte yo también lo creo

-Oh, ¿en serio? Es una gran responsabilidad, pero sé que puedes hacerlo- le animo- Un perrito es luz y alegría asegurada. Si fuera por mí tendría uno, pero tengo a Bokshil, y no creo que pueda con dos- ambos reímos en voz baja- Cuenta conmigo...

-El fin de semana que viene iré al centro de adopción- informa- ¿Te gustaría... Ir conmigo?

-Por supuesto- le contesto rápidamente, provocándole una sonrisa. Me sonrojo y miro la calle a través de la ventana. La noche había caído sobre Seúl sin que me diera cuenta. Estar con Jungkook me distrae de la realidad- Ya es de noche...

Jungkook miró lo mismo que yo y frunce el ceño. Me fijé en su perfil atractivo y maduro. Me concentré en la fina línea de su mandíbula fuerte, el piercing brillando en su ceja y sus manos grandes y masculinas descansando sobre la mesa. Me ruborizo. No sé por qué, pero me sentía más tímido de lo normal a su lado. Su pecho musculoso se levantaba bajo aquella camisa haciendo que los botones se tensaran de esfuerzo. Las venas de sus antebrazos se marcaban con fuerza bajo su piel y aquello me hizo removerme en mi sitio. ¿Qué me pasa?

-¿Qué pasa Rizitos? ¿Te sientes mal?- me preguntó con genuina preocupación- Estás rojo... ¿Tienes frío?

-No, no- niego en voz baja encogiendome- Sólo es el té, tenía un sabor fuerte

Su mirada se perdió en mis clavículas y en mis labios momentáneamente y un escalofrío corrió por mi columna vertebral. Quería besarlo, quería que sus manos me sostuvieran y.... Sacudo la cabeza, tensandome por mis pensamientos fuera de lugar. Doy vergüenza.

CEO Jeon. [KookTae] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora