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BLACK

Quedó perplejo ante tal invitación. No pensó que después de todo lo ocurrido, le invitase a mi casa. Sin decir ni una sola palabra, cambió su túnica por unos vaqueros negros y una camiseta negra de manga larga, ya que aquí en la Tierra era invierno. Cambió mi túnica roja por un vestido corto y ajustado de color negro con detalles dorados, al igual que mis tacones.

—¿Y esto? —pregunté.

—Un regalo, para ti. —dijo, aclarando lo obvio. Carraspeó y su respiración se volvió agitada. —Estás muy guapa.

Me giré y le miré a los ojos. Me sonrojé y luego observé el suelo, avergonzada jugando con mis dedos.

—Gracias... —dije clavando mis ojos en los suyos. Se puso sus lentillas oscuras con un chasquido y me sorprendí, pero no dije nada al respecto.

—¡Niño, tengo tu tarta! —gritó de repente mi abuela. —¡Bajad!

Salí de la habitación sin mediar palabra, aunque casi me caigo con los tacones por las escaleras. Esperé el golpe, pero alguien me cogió del brazo a tiempo.

—Cuidado. —me dijo mirándome los labios. No se movió de su lugar, solo me observó durante lo que pudieron ser milenios. Hasta que rompí el contacto visual mientras se iba acercando a mí poco a poco.

Bajamos sin decir nada más, y al entrar en la cocina, Evelyn le tomó por banda y le sentó a su lado, haciendo que Jhon se sentase delante suyo y yo delante de Hades.

—¿A qué te dedicas... esto...? —preguntó dudando. —¿Cuál era tu nombre, cariño?

—Oh... Yo... —dijo nervioso. Joder, ahora no sabía qué nombre le dio Zeus cuando se hizo pasar por él aquí. Menudo capullo. Ni siquiera sabemos por qué lo hizo.

—Dave, abuela. —dijo otra tercera voz. Me giré hacia mi hermano. —Se llama Dave.

—¡Es verdad! —saltó ella la mar de contenta. —Lo siento, hijo. No me acordaba. Soy pésima para los nombres. —después de giró hacia mí. Su rostro pasó a la preocupación en menos de un minuto. —Ángela, cariño, ¿estás bien?

Mi hermano y Hades también me miraron, y sus rostros también se arrugaron. Al parecer, mi cara se tornó completamente pálida.

—Sí... es que... me acabo de acordar de que tengo examen de Psicología dentro de poco.

—¡Oh! —dijo ella. —Pues vete a estudiar, cariño. No te preocupes.

Miré a Hades para darle a entender que quería hablar con él. Él asintió suavemente. Subí las escaleras y me metí en mi habitación. Poco después, escuché unos pasos fuera y tocaron la puerta.

—Pasa. —dije. Estaba sentada en la cama. La puerta no se abrió. Me levanté y abrí la puerta. No había nadie. Miré extrañada a los lados. Sentí una presencia detrás mío. Cerré la puerta de nuevo y al darme la vuelta vi humo negro, hasta que apareció él.

Me quedé apoyada contra la puerta de mi habitación. No quería moverme. No pretendía acercarme a él. Por otra parte, Hades empezó a avanzar a paso lento. Hasta que quedó a un metro escaso de mí.

—Sé que no tienes que estudiar.

—Sé que lo sabes.

—Sé lo que piensas.

—También lo sé.

Me puso cara de "esta conversación no iba a llevar a ninguna parte", así que se acercó aún más.

—No quiero que le hagas daño a mi familia. —dije con la voz rota. Y era verdad. Ver a mi abuela tan tranquila con el Dios de los muertos a su lado me puso muy nerviosa. Él negó con la cabeza.

INFERNUS ©Where stories live. Discover now