Capítulo 24

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«Enemigos».

Ángela.

«Madrid» no odio Madrid, me gusta esta jodida ciudad, pero lo que no me gusta es el ajetreo que tendré esta semana. Empezando porque la universidad ya me dio una clara advertencia de que no tendré un día de respiro y también el hecho de que le prometí a Galván que lo acompañaría a su consultorio todo un día.

¿Que haré ahora? También debo visitar a Chiara, han pasado dos días que no sé nada de ella, no ha llamado y las veces que yo le marqué no me atendió. No se si esto tiene que ver con su padre o solo es que se le extravió su móvil. Intenté muchas veces desbloquear a Álvaro pero eso solo me hizo pensar en que hablaría con él y el corazón se me aceleraba de solo imaginarme eso. también le marqué a Bianca y nunca cogió la llamada, siempre me enviaba a buzón.

Creo que aunque no quiera, mi única opción es visitar a Álvaro y comprobar yo misma que es lo qué pasó con esa niña. No quiero alardear, pero creo que hemos creado un lindo vínculo y no quiero pensar que Álvaro u otra persona lo intenta destruir.

Hubo algo en particular que me dejó inquieta y es que, Chiara me contó que no le habla a su padre, está muy molesta con él y no le dirige la palabra. Me dijo que hizo algo muy grave y que solo yo podía ayudarla con eso. Pienso ayudarla pero necesito saber que hizo él muy imbécil.

Apenas llegué hoy del viaje tan agitado. Pero creo que es necesario resolver esto hoy, antes de que mi mente divague otras cosas.

También necesito distraerme y pasar el sinsabor que me provocó el doctor esta mañana. Prometió que me esperaría en el aeropuerto, de verdad es que es algo muevo para mi que alguien se muestre tan interesado, pero después de insistir, acepte la idea y me hice la "ilusión" de verlo ahí, esperando por mi. Pero llegué y no lo vi, no llegó y luego me llamó con mil excusas que solo me hicieron molestar. Traté de olvidar eso y me fui directo a casa, con mi madre quien insistió en que Galván y yo tenemos una relación secreta y ella no sabe.

Ahora me encuentro colocándome bálsamo de coco en los labios resecos, para luego alisar mi vestido corto veraniego azul y terminar de darme un vistazo en el espejo. No quiero pensar que me arreglé para que cierta persona me vea. Ignoro el hecho de que me impregné de mi mejor perfume y me deje el cabello suelto solo por mi y nada más. Obvio no me interesa si Álvaro me ve linda hoy, yo soy linda todos los días y no tengo que pensar estupideces.

Me calzo con unas zapatillas transparentes hermosas y bajo hasta la cocina para despedirme de mamá.

—Mami, saldré y no se a qué hora regrese. Adiós, te quiero.

—¡Eh! —Me grita y doy la vuelta— Vas llegando, debes descansar.

—Descanse lo suficiente en Italia, no quiero llegar tarde.

Salgo de prisa y abordo mi coche con una sonrisa. Quiero pensar que mi alegría se debe al hecho de que sabré de mi pequeña presumida y no porque veré al insoportable de Álvaro. Está claro que no lo tolero y que no quiero tenerlo cerca.

¡Ay, Ángela!

Es que odio a ese hombre, lo odio, y saber que tendré que toparme con él es un dolor de cabeza más. También tendré que ver a la insufrible de Claudia y la estúpida de Judith. Esa mujer que no la puedo ni pasar con aceite.

Voy a mentalizarme que... Pregunto por Chiara, aclaro mis dudas y regreso a casa. Debo repetírmelo mil veces más mientras mi auto avanza pero...

¡Maldita sea!

«Bust your Windows» inunda mi auto haciéndome sonreír por interrumpir mis tormentosos pensamientos. Mis sentidos desaparecen con esta canción y debo subir todo el volumen del estéreo para cantarla como se debe y es que dudo no llegar afónica a la empresa de Álvaro.

Más allá de mi orgullo// EDITANDO.Where stories live. Discover now