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Un inexpresivo cursi


Seamos honestos, todos hemos sentido por lo menos una vez en nuestra existencia humana ese palpitar veloz del corazón provocado por ese bendito sentimiento llamado PÁNICO.

Trago saliva al sentir mi garganta seca. Por el amor a corea... esto no puede ser cierto. Mi mirada se clava directamente en los ojos de Tae-oh, e intento buscar en ellos algún indicio de que esto solo sea una broma muy exagerada. El ambiente se ha vuelto más tenso, puedo notarlo, y mi pulso comienza a aumentar a medida que me doy cuenta de que el chico de la laptop habla muy en serio.

Dios, te lo suplico, dime que esto es un sueño.

Sus manos aún sujetan mis muñecas, y me altera un poco estar consciente de que este tipo puede sentir mi pulso acelerado y saber que estoy bastante nerviosa, y la verdad es que no me reconforta verlo con una expresión tan tranquila luego de soltar tremenda confesión.

—No —formulo con la garganta aún seca.

Me aclaro la garganta. Maldita sea, ¿por qué soy yo la que está nerviosa y no él?

Veo cómo la mirada de él baja hasta sus manos, las cuales, como mencioné antes, sujetan mis muñecas, y una sonrisa ladina se ensancha en sus labios al volver a conectar sus ojos con los míos.

—¿No... qué? —pregunta, fingiendo algún tipo de inocencia.

—No. —Sacudo mis manos para intentar librarme del agarre de Tae-oh, pero este no me suelta—. Tae-oh.

—¿Liane? —dice con un dejo de voz travieso.

Aparto la mirada y hundo mi entrecejo.

—No me gustan este tipo de bromas, lo digo muy en serio.

—No estoy bromeando, no suelo bromear con mis sentimientos —inquiere, haciendo que vuelva a verlo, un poco sorprendida.

¡¡¡Esto no puede estar pasándome a mí!!!

—Debes estar confundido —murmuro.

—No estoy confundido.

—Tienes veintisiete años, es lógico que busques una pareja. Y no creo que gustes de mí, tal vez estés un poco... curioso por saber cómo se siente estar en una relación con alguien y, al ser la única mujer más cercana a tu entorno, crees que te gusto, pero no es así —intento darle una explicación a todo lo que ocurre.

—Tuve a muchas mujeres rodeando mi entorno debido a mi trabajo, pero déjame asegurarte, Liane, que ninguna de ellas ha despertado el mínimo interés en mí —rectifica de manera tranquila.

Mi mirada baja tras oír aquello. Necesito pensar, necesito buscarle una explicación lógica, necesito...

Una de sus manos suelta mi muñeca para posarla en mi mentón y hacer que levante lentamente la mirada hacia él. Trago saliva con dificultad.

—Hablo en serio, Liane. Tú me gustas.

¿Cómo miércoles se respira?

Me obligo a mí misma a responder cuando lo único que deseo es poder huir de aquí.

—¿Por qué me confundes? —interrogo con una expresión completamente seria.

Él enarca una ceja.

—¿Te confundo?

—Lo haces, Tae-oh. Al principio habías dicho que no era tu tipo y que lo mejor sería tomar las cosas profesionalmente, y... y luego, como por arte de magia, aceptas ser mi amigo, y estaba feliz de tener un amigo, pero ahora... ahora sé esto.... y... tú no gustas de mí.

Me enamoré de un ¿medio coreano?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora