A los 14, la pequeña española-inglesa Violet Gardiner fue comprometida con el joven italiano Stefan Salvatore. Sin saber que su vida se vería llena de horrores ante la llegada de Katherine Pierce, la cual la condeno a vivir una eternidad en el cuerp...
Luego de la incomoda noche, Violet se fue con los Salvatore cuando ellos la mandaron a llamar como si fuera una niña pequeña. Y como si las cosas no estuvieran incomodas, llegó a su casa solo a discutir con Stefan acerca de Jeremy.
—solo es un amigo. —ella puso los ojos en blanco— No tienes porque alterarte, te saldrán arrugas.
—Violet, esto es serio. No puedes lastimar a Jeremy.
—ya te dije que solo es un amigo.
Stefan sacudió su cabeza, sin creerle.
—tu también quieres vengarte ¿cierto? —la señaló acusador— pero no dejare que se salgan con la suya. Protegeré a Elena y a su hermano, de lo que sea que estén planeando.
—has lo que quieras idiota.
Sin quererlo escuchar más Violet subió a su cuarto, donde encontró a Damon echado en su cama pensativo. No traía camisa, solo un par de pantalones para dormir. Eso la hizo sonreír de lado, al pensar las cosas que podría hacer si solo corriera hacia él y....
—¿me amas?
—disculpa. —Violet salió de su ensueño, para enfocarse en sus ojos azules. Notando que el seguía mirando hacia la pared de enfrente— No te entiendo Damon.
—hablo del niño.
Esta vez la miro y ella abrió su boca ligeramente, sorprendida.
—pero si... en eso quedamos.
Damon se quedo callado por unos segundos, antes de volver su mirada a una de aburrimiento.
—es verdad.
—¿preocupado porque me fije en Jeremy?
—no digas tonterías.
Violet rodó los ojos al verlo darle la espalda. Así que se acerco y se hecho a su lado, encima de las sabanas blancas.
—¿celoso?
—soy más guapo que él.
Violet soltó una risita, besando su espalda. Cosa que lo hizo temblar ligeramente.
—yo jodi tu matrimonio con Stefan.
—ya te había elegido.
—entonces, estamos a la par.
Violet miro su perfil confundida.
—hago lo mismo con la rubia. —él sonrió, borrando su animo. Por lo que se giro de nuevo para verla fruncir el ceño— Son puntos claves. —recalcó más para sí que para ella, a la misma vez que acomodaba un mechón en su oreja— Vinimos hacerle la vida imposible a Stefan.
—si...
Cuando Damon estaba por besarla, ella se levanto de la cama y fue hacia la puerta.
—tengo hambre, saldré.
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