A los 14, la pequeña española-inglesa Violet Gardiner fue comprometida con el joven italiano Stefan Salvatore. Sin saber que su vida se vería llena de horrores ante la llegada de Katherine Pierce, la cual la condeno a vivir una eternidad en el cuerp...
Violet ayudo a Alaric a levantarse del suelo. Estaba harta de la pelea entre ambos, pero el cazador se lo había buscado al ir por Damon a su casa, y justo cuando estaban por irse.
—si, yo la convertí. —aceptó Damon señalándose.
—¿vampiro? —susurró Alaric sin creerlo.
—ella nos busco. Que patético, buscando vampiros.
Alaric miro a Violet y ella asintió confirmándole que Isobel lo había hecho.
—no paro de seguirnos. —intervino Violet antes que Damon sea más hiriente— Nos suplico tanto que...
—no dudaron en hacerlo.
—pero tu ya lo sabías ¿no? —dedujo Damon con burla— Ella era infeliz en casa. —se acerco unos pasos— No era feliz con su vida en general. No era feliz contigo.
Enojado Alaric saco una estaca y fue hacía él, pero como Damon era más fuerte se la clavo a él.
—¡Damon!
—era yo o él.
Negando con la cabeza, Violet miro con lastima como Damon dejaba caer al suelo el cuerpo de Alaric, que se agarraba el pecho agonizando.
—creo que le di a un pulmón.
—solo estaba dolido.
—igual que yo. —Damon la miro con frialdad— La mujer que amábamos nos ocultaron que tuvieron un hijo. —Violet miro al techo con sus ojos llenándose de lagrimas— Si aún no lo proceso.
—....
—vámonos.
En su último aliento, Alaric los miro irse impactado.
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Bajando las escaleras del segundo piso Ana bajo acompañada de un muchacho de cabello marrón claro y ojos verdes. Ambos saludaron a todos los vampiros que se cruzaron por el pasadizo hasta que encontraron en el comedor a Pearl junto a los dos nuevos vampiros que habían llegado en la madrugada.
—que fabuloso invento ¿verdad? —sonrió la asiática mayor con el celular de su hija. Los dos vampiros sentados asintieron emocionados— Si quieren llamar a alguien, aprieten esto...
Cuando uno de los vampiros presionó la pantalla, la voz de Jeremy se escuchó. Y rápidamente Ana le quito su celular a su madre y colgó nerviosa.
—no lo rompí te lo juro. —se disculpó Harper.
—le enseñaba a Harper y Tina, lo que me enseñaste. —explicó Pearl viendo a su hija.
—¿Quién era? —preguntó Tina una mujer afroamericana.
