A los 14, la pequeña española-inglesa Violet Gardiner fue comprometida con el joven italiano Stefan Salvatore. Sin saber que su vida se vería llena de horrores ante la llegada de Katherine Pierce, la cual la condeno a vivir una eternidad en el cuerp...
Damon entró al cuarto de Stefan, ocultando su molestia lo mejor que podía. Pues intuía que podría haber pasado entre su hermano y novia en su ausencia, pero prefería hacer oídos sordos. Ambos se hacían daño, más él que ella, lo sabía, solo esperaba que no sea tarde para ellos.
—1864.
Silbó, alzando en su mano derecha la foto de Violet. Ella usaba en aquel entonces un elegante y acentuoso peinado lleno de rizos, que enmarcaba su lindo rostro. Ahora solo lo llevaba suelto.
—eran la pareja perfecta. —Damon hizo una mueca con fastidio, de espaldas a Stefan, que estaba sentado en su escritorio— Fue un infierno verla contigo.
—mi felicidad duro poco, como bien lo sabes.
—Katherine entro en nuestras vidas. —Damon lo miro brevemente— No lo olvido. Te fue peor. —lo señaló y luego se señaló a si mismo— A mi mejor. Recuerdas la fiesta de los Lockwood donde se suponía que debías llevar a tu esposa, pero terminaste llevando a nuestra inquilina. —sonrió de lado sirviéndose un trago— Cuando la dejaste, yo la esperaba en el salón. Y bueno ya te imaginaras como termino esa noche.
Stefan junto sus cejas y lo miro sobre su hombro, serio. En respuesta Damon le guiño un ojo divertido y estaba por tomarse su trago, cuando se detuvo y tiro la bebida al suelo.
—admiro tu valentía, Stefan. Mezclaste verbena en la botella. —Damon tiro el vaso sin ningún rastro de humor— No soy una chica universitaria, para que me drogues. Me siento usado, creí que convivíamos. —suspiró pesadamente— Tendré que ir enojado. ¿Quién sabe que haré?
Acto seguido se fue irritado.
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Echados y mirando el techo, Violet y Jeremy charlaban amenamente desde hace unas horas en el cuarto del último. Ya eran casi las ocho de la noche, pero se estaban divirtiendo con el montón de boberías que se decían.
—Violet.
—¿que?
La nombrada giro su cabeza de lado en el colchón para verlo. Jeremy no la miro pero lo notaba nervioso por la forma que arrugaba la nariz.
—puedo preguntarte algo.
—¿Cómo que?
—no quiero sonar metiche.... —Jeremy movió sus manos en el aire— Yo sé que me has dicho que sea directo, pero siento que te incomodare.
—solo dilo.
—es cierto que saliste con... —el giro su cabeza hacia un lado, haciendo que sus miradas choquen— Stefan.
—¿escuchaste a tu hermana decirlo?
—tal vez... yo haya escuchado desde aquí una platica que tuvo con Bonnie en la cocina.
