Comfort

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Una camiseta permanecía olvidada en mitad de la habitación mientras el dueño de ésta se encontraba semi desnudo sobre su cama. La extenuación se había adueñado de Kurosaki Ichigo causando que este colapsara sobre la cama cual cuerpo inerte.

Las heridas en su espalda aún no cicatrizaban. Acababa de volver de una batalla contra varios hollow después de todo. No había parado en dos semanas enteras, era una tortura incluso para alguien tan energético y lleno de reiryouku como él. El último con lo que se había enfrentado era particularmente fuerte, Ichigo no se esperó que fuera tan rápido y diera unos golpes tan críticos. Seguro que no hubiera sido rival para su Bankai, pero le estaba prohibido usarlo en la ciudad y obviamente él no quería poner en peligro a los ciudadanos con su asfixiante reiatsu. Las garras del hollow había cortado dolorosamente a través de su espalda y lo había estrellado contra el asfalto lo que había causado otras heridas. Ichigo sabía que quedarían cicatrices, pero solo serían unas cuantas más añadidas al resto de las marcas blancas que había en su cuerpo.

Estaba seguro de que Orihime podía curarle y de paso las cicatrices desaparecerían, sin embargo, se sentía tan agotado y falto de energía que levantarse de la cama siquiera para tomar el teléfono y llamarla estaba fuera de cuestión.

—Eres tan patético Ichigo.

No hubo respuesta de parte de Ichigo quién se había quedado dormido en tan solo apenas unos segundos. El hollow resopló molesto al sentirse ignorado, pero no podía culpar al shinigami.

La luz de la luna entraba a través de la ventana iluminando levemente a la figura acostada sobre la cama. Las sombras se movían a través de su espalda causadas por el movimiento de las cortinas al paso de la fresca brisa nocturna. Entonces se fijó en las heridas y se puso de mal humor.

Se arrodilló encima de él, sus piernas a ambos lados del adolescente teniendo cuidado de no tocar sus heridas o hacer cualquier movimiento brusco que pudiera despertarlo. Cuando se aseguró de que Ichigo no se había despertado, Shiro procedió a hacer lo que su instinto le dictaba. Reunió su reiatsu en la punta de sus dedos y rozó uno de los cortes en la espalda del shinigami.

Ichigo gruñó ante el contacto y siseó cuando Shiro tocó una de sus heridas abiertas. El hollow continuó paseando sus dedos por la herida incluso cuando los sonidos que provenían de Ichigo se hacían más altos. —Shh... Rey cálmate. Esto va a ser mejor para ti que lo que esa puta pelirroja puede hacer —siseó venenosamente.

Estaba claro que Orihime no le caía nada bien. No porque la chica fuera mala sino porque sentía celos. Sí, Shirosaki sentía celos de una adolescente. Él era perfectamente capaz de curar las heridas de Ichigo y hacerle sentir mejor, sin embargo su orgullo no le dejaba ser... 'demasiado' amable con Ichigo. Además si de repente se mostrara así ante él seguro que lo tacharía de rarito (más de lo que ya era) y lo odiaría más aún. Cada vez que esa mujer curaba las heridas de Ichigo le carcomían los celos exageradamente. Aunque en parte era su culpa por permitir que el idiota se hiciera daño en primer lugar.

Un material parecido al hueso cubrió la herida a medida que pasaba sus dedos envueltos en reiatsu por ella y en cuanto la cubrió entera se rompió dejando a la vista la piel perfectamente como estaba, sin cicatrices. Sonrió triunfante antes de pasar a la siguiente, sólo que estaba vez en vez de escuchar otro gruñido de molestia un ligero gemido placentero llegó a sus oídos.

Frunció el ceño, sorprendido. Se dobló sobre sí mismo para escuchar más de cerca mientras sus dedos seguían su recorrido por la extensa laceración. No se había equivocado, realmente lo que estaba escuchando eran gruñidos que sonaban más a placer que a dolor.

Era una reacción ciertamente interesante.

Shiro sonrió de medio lado y terminó de reparar las heridas rápidamente ya que descubrió que Ichigo no sentía molestias con este tipo de curación. En ese momento el hollow se dio cuenta de algo más: de lo increíblemente sensible que se había puesto la piel de Ichigo luego de haber curado sus heridas y hacer desaparecer las múltiples cicatrices que habían aparecido debido a las incesantes batallas de las dos últimas semanas. Si mantenía el reiatsu sobre sus dedos y los pasaba por su espalda sin la intención de curar, podía escuchar sonidos más altos que los anteriores saliendo de los labios de Ichigo.

Two sides of the same coinWhere stories live. Discover now