Obsession

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Este one-shot no es recomendado para menores de 16. Lo digo en serio. Si decides seguir leyendo más allá de este punto a pesar de la advertencia, no me hago responsable de las consecuencias.

Advertencias: Acoso, abuso psicológico, muerte de personajes, gore.

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Una nota cayó despacio de su taquilla cuando la abrió, cayendo con suavidad sobre sus zapatillas. Tan suavemente que Ichigo no lo hubiera notado si no fuera porque Renji la señaló mientras él guardaba sus otros zapatos. La tomó entre sus dedos y se la quedó mirando curiosamente a la vez que ambos salían entre la muchedumbre de alumnos por la puerta principal de la escuela.

Ichigo abrió el sobre mientras Renji estiraba su espalda, una sonrisa relajada en su rostro al saber que ya era fin de semana. El peli naranja arrugó la nariz en confusión al ver la pieza de papel amarilla en el interior.

— ¿Qué dice? —le preguntó al mismo tiempo esquivando a alguien que pasó corriendo gritando que le escapaba el bus.

—Es una de esas prescripciones que te dan los médicos. —notó Ichigo, sus ojos releyendo la dirección de... ¿la clínica de abortos?—. ¿Pero qué cojones...?

— ¿Qué, tío? ¿Qué dice? —repitió Renji con más interés esta vez inclinando su cabeza para poder ver el papel. Pero Ichigo empujó su cabeza y se movió para poder ver la carta mejor con la luz del sol. Letra pequeña bastante desordenada se podía apreciar en lo último del papel, algo difuminado y difícil de leer. Le tomó a Ichigo varios segundos en enfocar su vista lo suficiente para poder leerlo.

"Los shorts que llevabas puestos hoy se veían bien en ti, Ichigo."

Su respiración se entrecortó al leer su nombre, y sus ojos releyeron nerviosos la pequeña frase una y otra vez, pensando que tal vez lo había leído o interpretado mal.

—Oye, —miró a Renji, quien esperaba impacientemente con las manos metidas en los bolsillos a que Ichigo explicara qué pasaba. Ichigo le dio la nota en su lugar y ambos la releyeron juntos. Renji teniendo mejor vista encontró el mensaje rápido y miró a Ichigo como si fuera una broma divertida de la que no estaba seguro si debía reírse o no.

—No tiene gracia, Renji. —siseó Ichigo, empezando a caminar hacia su casa.

—En serio, —dijo Renji siguiéndole— ¿quién escribió eso?

— ¿Cómo coño esperas que yo lo sepa? —preguntó malhumorado, mirando hacia la nota que ahora Renji sujetaba en su mano y luego de vuelta al sobre blanco en las suyas. Ichigo lo analizó con escrutinio, mirando en su interior y por fuera buscando alguna marca aparte de la suciedad y unas manchas extrañas. No encontrando nada, arrancó el extraño trozo de papel de las manos de Renji y lo metió furiosamente en un bolsillo de su mochila.

—Tío, ¿ya está?

—Seguro es alguna broma estúpida. —gruñó—. Solo vamos a casa.

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La segunda nota llegó el lunes siguiente. Era la hora del almuerzo e Ichigo se estaba dando prisa en guardar sus libros en la taquilla y así poder unirse a los demás en la cafetería. No había sido su intención quedarse más tarde, pero había algunas preguntas que tenía que hacer sobre un proyecto a Occhi-sensei. Esa vez si vio como la carta caía desde la taquilla hasta el suelo.

El peli naranja dejó caer su bandeja sobre la mesa, haciendo que su botella de agua se tambaleara y el vaso de batido de chocolate que uno de sus amigos estaba bebiendo.

Two sides of the same coinWhere stories live. Discover now